Ovetense y oviedista, Pelayo espera no confundirse de vestuario cuando el domingo regrese a la que fue durante tantos años su casa. El centrocampista del Elche, de 25 años, fue una de las perlas de la cantera azul. En el Oviedo vivió momentos buenos y otros más difíciles hasta que dio el salto a Segunda aceptando una oferta del Elche. Con el conjunto ilicitano subió a Primera en la temporada 2012-13 y la siguiente campaña fue cedido al Córdoba, con el que logró un nuevo ascenso a la máxima categoría. Aún le quedaría por vivir otra cesión más. La pasada temporada la pasó en el Lugo y en ésta volvió al equipo alicantino, inmerso en una grave crisis tras ser descendido de Primera a Segunda por cuestiones administrativas.

Una vez pasada la incertidumbre con la que comenzaron la temporada, el Elche parece que poco a poco se va asentando en la categoría. Primero buscan amarrar la permanencia y después ya pensarán en objetivos más ambiciosos. Un equipo en el que Pelayo ha logrado hacerse con un hueco en el once titular. "Ahora sí que estoy teniendo más minutos", reconoce el jugador tras dar un paseo por la ciudad alicantina, en la que disfrutaba de unos agradables dieciocho grados de temperatura a media tarde.

"Nadie tiene el puesto asegurado, la competencia que tenemos en el Elche en el centro del campo es muy grande. Somos seis compañeros y a mí me tocó estar bastantes jornadas sin jugar. Lo importante es no bajar los brazos", explica el ovetense. Pero lo más difícil para el joven centrocampista fue el inicio de temporada: "Al principio había algo de inestabilidad por lo del descenso, por si nos íbamos a poder quedar en Segunda, pero el club ahora se está consolidando en la categoría y sólo pensamos en llegar a los 50 puntos", añade.

Reconoce Pelayo que la afición de Elche "es exigente", pero que también "se nota mucho su apoyo". "Tienen la mentalidad de que el equipo viene de Primera y que les bajaron, y eso les hace ser exigentes", explica el futbolista sobre lo que vive cada vez que juega en el Martínez Valero.

En cuanto a su regreso al Tartiere, Pelayo reconoce que va a ser "una sensación rara". "A pesar de que ha pasado mucho tiempo la sensación va a ser rara, tengo grandes recuerdos y otros más duros. Va a ser una sensación especial y rara. Espero no equivocarme de vestuario porque vengo a defender los intereses del Elche y a tratar de ganar", añade.

Y es que Pelayo está también muy integrado y muy agradecido al Elche y a su afición, que le dieron la oportunidad de dar el salto a la Liga de Fútbol Profesional. "A partir del partido del domingo que al Oviedo le vaya muy bien, que lo gane todo a partir de entonces", dice.

Pelayo es consciente de que la afición azul le quiere como a uno de los suyos: "Me fui en un momento de inestabilidad, era una oportunidad que me daba el Elche y creo que en Oviedo se entendió bien". Desde entonces ha ejercido como un oviedista más: "Me alegré por lo que sucedió en la ampliación de capital, por la llegada del Grupo Carso y por el trabajo tan bueno que se está haciendo. Ahora el Oviedo está consolidando una base y creando una estructura. El Oviedo tiene capacidad para que el futuro sea grandísimo". De lo que no quiere hablar es de si en ese futuro volverá a vestir la camiseta azul: "Estoy a gusto en Elche, el futuro nunca se sabe. Lo que está claro es que mi pasión oviedista siempre la voy a tener".