Noventa años de historia dan para mucho. Y en caso del Oviedo, a las cuestiones deportivas y extradeportivas, que han sido muchas y variadas, se le une el periplo por diferentes campos de la ciudad. Desde Teatinos al nuevo Tartiere, el sentir azul siempre ha sido notable. Ni la Guerra Civil española que asoló la ciudad pudo con este sentimiento que día a día traspasa más fronteras.

En la primera temporada del Oviedo (1926-1927), el estadio donde se celebraban los partidos estaba situado en el barrio de Teatinos, aunque sólo durante seis años, ya que el recinto en sí no ofrecía ninguna comodidad ni a jugadores ni a los aficionados que acudían al mismo. La última temporada que disputó en este estadio fue la 1931-1932, temporada que sirvió de preludio del primer ascenso azul a la Primera un año después, pero ya en el campo de Buenavista.

El aforo de este primer estadio oviedista era de 10.000 espectadores, de los cuales 1.648 tenían el privilegio de poder contar con una localidad de asiento. Por aquel entonces el número de socios no era muy elevado: 1.889.

El primer partido que disputó el Real Oviedo tras la fusión en este estadio de Teatinos fue en el año 1926, un amistoso que enfrentó a los azules y al Arenas de Guecho. Vencieron los vascos por 4-6. La primera alineación azul en este estadio estuvo conformada por el portero Oscar; los defensas Mariscal y Solís; los medios Justo, Mieres y Abdón, y los delanteros Lorences, Paladini, Zabala, Barril y Servando.

En la campaña 1932-1933 el Real Oviedo abandona Teatinos para irse a jugar al campo ubicado en Ciudad Jardín, en Buenavista, encuadrado en el mismo lugar donde está el viejo Tartiere, aunque reformado en su totalidad. Este campo ofreció la primera tribuna de España con 100 metros de longitud y sin ninguna columna de sujeción que impidiera la visibilidad. El 22 de abril de 1932 quedó inaugurado el estadio con un partido disputado entre España y Yugoslavia, con el campo totalmente abarrotado de público.

Con el estallido de la Guerra Civil, en 1936, Oviedo y sus infraestructuras se vieron seriamente afectadas. Entre ellas, el estadio oviedista. Las consecuencias del conflicto bélico fueron terribles, quedando inservible para la práctica del fútbol. En el campo se excavó una trinchera a lo largo del césped que sirvió de refugio a los soldados y las bombas terminaron de destrozar el resto del equipamiento del estadio. Los daños sufridos fueron tan importantes que el Real Oviedo no pudo disputar la temporada 39-40 al no disponer de estadio disponible al efecto. La Federación le guardó la plaza en Primera durante ese año, competición que el conjunto carbayón retomó en la temporada 40-41 con su feudo ya arreglado de las devastadoras secuelas bélicas.

Para acoger el Campeonato del Mundo en 1982, el estadio de Buenavista fue totalmente remodelado, reinaugurándose el 29 de abril de 1982 con el partido entre el Real Oviedo y la selección nacional de Chile (0-0). En 1991 este estadio vivió el estreno en competición europea de los azules, en el partido de la Copa de la UEFA entre el Real Oviedo y el Génova, que finalizó con victoria oviedista por 1-0. En 1998 la normativa impuesta en materia de seguridad en recintos deportivos obligó a suprimir gran parte de las localidades de pie. El aforo del estadio se redujo hasta los 16.485 espectadores (13.605 de asiento y 2.880 de pie). Al igual que en los primeros pasos del club, surgió en este momento la necesidad de un nuevo hogar para el club. El 27 de enero de 2003 comenzó su demolición, que se completó en dos meses. Actualmente su parcela la ocupa el Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo.

El 20 de septiembre de 2000 se inauguró oficialmente el Nuevo Carlos Tartiere, estadio donde el equipo disputa actualmente sus partidos y donde los aficionados azules dan rienda a su pasión futbolera jornada a jornada. Este primer partido en el nuevo campo fue el enfrentamiento entre el Real Oviedo y el Partizán de Belgrado, partido que concluyó con la derrota del equipo azul por 0-2. Este fue el partido oficial, ya que tres días antes, el 17 de septiembre de 2000, ya se había disputado un encuentro oficial entre el Real Oviedo y la U.D. Las Palmas, correspondiente al Campeonato de Liga de 1.ª División que concluyó con empate a dos goles.

En los 16 años que el Oviedo lleva jugando en este estadio sólo en una campaña militó en Primera División. Con su diseño y su capacidad para más de 30.000 personas se merece volver a ver desfilar por su césped a los mejores jugadores del mundo.