El manual no escrito de la rutina futbolística dice que hasta el martes o el miércoles no se habla del siguiente rival. Los dos primeros días de la semana están centrados en analizar la última actuación: celebrar en caso de éxito o aprender de los errores si hubo un tropiezo. Pero el análisis del siguiente rival queda aplazado unos días. El sábado, minutos después de consumarse la dolorosa derrota ante el Huesca, el mensaje que nació en el vestuario del Oviedo es el de mirar al Córdoba. El golpe ante el equipo de Anquela ha sido tan duro que la única solución pasa por fijarse en el próximo rival. El Córdoba ha aparecido en el mensaje de los futbolistas con más de una semana de antelación para que la importancia del choque quede fijada desde el primer momento. Los del domingo son más que tres puntos en juego.

El Oviedo afronta una final a comienzos de mayo, una situación anómala en la eterna Segunda División. La competición, de 42 jornadas, exige una regularidad que el Oviedo había encontrado la mayor parte de la campaña. Los azules se habían convertido en un equipo fiable en casa y más temeroso fuera. Pero las últimas semanas han dañado el rumbo del equipo que ve a los perseguidores acercarse a los puestos de play-off.

Generelo llega a la cita sin el apoyo de los resultados. El entrenador heredó el bloque de Egea con una intención inicial de mantener la rutina pero el paso de las semanas le ha servido para ir introduciendo matices. Manifestó en sus primeras intervenciones como técnico que deseaba ver un equipo que quisiera la pelota y defendiera con orden, unas características a las que les ha faltado acompañamiento ofensivo. Los números le están dando la espalda. Con él en el banquillo, el Oviedo ha disputado seis partidos, con dos victorias (ante la Ponfe, 3-0, y contra el Numancia, 1-0), un empate (sin goles en Tarragona) y tres derrotas (1-0 en Alcorcón, 2-1 en Bilbao y el 0-1 del sábado ante el Huesca), con cinco goles a favor y cuatro en contra. Los siete puntos sumandos sobre 18 posibles sitúan al Oviedo lejos de los objetivos que quiere optar al ascenso, objetivo fijado por Arturo Elías con el relevo en el banquillo.

Nadie en el vestuario quiere hablar de objetivos ambiciosos a largo plazo. Solo se piensa en el Córdoba. La final del domingo se presenta como un punto clave en el final de temporada.