A pesar de los altibajos acumulados en la temporada, el Zaragoza ha conseguido mantenerse en el vagón de los elegidos. Un equipo que por nombre y presupuesto todos daban un año más como claro candidato al ascenso. Subir directamente ya se le ha escapado, pero depende de sí mismo para luchar por la plaza que da opción a una segunda oportunidad. El encuentro de mañana contra el Real Oviedo se les presenta como una final para conseguir parte del objetivo.
Su trayectoria en la segunda vuelta, con una ligera mejoría respecto a la primera, se ha visto ralentizada en los últimos partidos; pero la igualdad de la categoría les está permitiendo seguir en puestos de privilegio.
No han perdido su identidad de equipo con buen manejo de balón, capaces de hacer posesiones largas, proponiendo un juego combinativo y de ataques poco profundos, hasta llegar al último tercio del campo donde son más verticales. Cuando inician el juego desde su portería utilizan a los centrales y la ayuda de uno o dos pivotes, con sus laterales pensando ya en atacar. Su trivote en el centro del campo lo forman jugadores con buena técnica y mucha movilidad, sorprendiendo alguno de ellos con frecuentes llegadas al área. Una de sus principales funciones en ataque es la de llevar balones a las bandas, desde donde nacen la mayoría de ocasiones de gol que fabrican, propiciadas por el desborde de sus extremos o la subida de los laterales. Si se ven muy presionados optan por el juego directo, buscando coger las caídas y realizar ataques rápidos.
En defensa no se caracterizan por ser un equipo intenso, salvo en situaciones puntuales donde los pivotes saltan a la presión cuando lo ven muy claro. Se basan más en un posicionamiento defensivo partiendo de repliegue a la zona de medio campo juntando líneas, esperando al rival y cerrando los espacios hasta provocar el error del adversario.
En su plantilla podemos reconocer nombres contrastados en esta categoría, incluso a pesar de la corta edad de alguno de ellos. El portero que más minutos ha disputado en la segunda vuelta ha sido Manu Herrera, experimentado y seguro, y que sabe lo que es jugar en Primera (37 partidos con el Elche). Una de las cosas que más llama la atención en este equipo es la juventud de su defensa, sin duda una de las más noveles de la categoría si exceptuamos al filial bilbaíno. Sus laterales son constantes y muy ofensivos, tanto Isaac como Rico suben la banda una vez sí y otra también, siendo cumplidores en la faceta defensiva. En el centro de la defensa Guitián, procedente del Sporting, se ha hecho con un puesto: inteligente en su juego, con buenos fundamentos tácticos. A su lado Cabrera, internacional uruguayo sub-20, procedente del Madrid B. En estas posiciones también podría participar Vallejo, cedido por el Madrid e internacional sub-21. El clásico trivote en el que más está confiando su técnico está formado por Erik Morán, que hace de vértice, dando equilibrio al equipo y siendo quien menos pierde la posición; acompañado por Javi Ros, siempre dispuesto para las ayudas; y Dorca, el que más oficio tiene, con llegada al área por sorpresa. En los extremos falta por saber si el colombiano Hinestroza llegará a tiempo, descartado en el último partido, un puñal por banda izquierda, marcando diferencias cuando tiene campo. Su sustituto podría ser Pedro, jugador de calidad y alto nivel para esta liga. En la derecha estará un conocido de la afición oviedista, Lanzarote, que si bien es verdad que en Oviedo no dejó huella, ha hecho buenas temporadas posteriormente llegando al Espanyol en Primera. Maneja ambas piernas, con una buena zurda que utiliza a menudo para centrar o disparar a gol tras recortar hacia dentro. En punta de ataque las opciones se las repartirán Ángel o Dongou, ambos delanteros potentes en corta distancia, rápidos en el área y con buenos movimientos.
En la estrategia llevan mucho peligro en los saques de esquina de Lanzarote a pierna cambiada.
