El Oviedo puso fin a una racha de doce partidos sin perder el 5 de marzo. El equipo entonces dirigido por Sergio Egea caía por 1-0 ante el Mallorca. En ese momento dio comienzo un tercio de temporada (14 partidos) en el que el conjunto azul ha terminado por dilapidar todas sus opciones de lograr el ascenso. Una derrota fuera de casa que impidió al Oviedo alcanzar en la clasificación al Alavés, entonces segundo clasificado. En apariencia todo era idílico. Incluso con la derrota en Mallorca. Pero ese día comenzó un tercio de temporada en el que los azules sólo han sumado trece puntos. Los únicos que han sido peores que el Oviedo en ese tramo han sido el Mirandés y el Bilbao Atlhetic.
Todo cambió tras la siguiente jornada. El Oviedo volvió a perder, esta vez por un 2-4 en casa ante el Valladolid. Era la primera vez desde que Egea llegó al Oviedo que el equipo encadenaba dos derrotas consecutivas. Los azules seguían siendo terceros, aunque habían desperdiciado buena parte de su renta con respecto a sus perseguidores en la zona del play-off. Pero lo que nadie esperaba era que todo estallase de pronto y que en una semana las cosas cambiaran tanto.
Las cámaras de la televisión autonómica captaron una discusión de Egea con algunos de sus jugadores. En unas horas el técnico argentino presentó su dimisión y la paz en la que vivía el club saltó por los aires. La afición despidió al entrenador que había logrado el ascenso a Segunda como un héroe y empezó a preguntarse qué había sucedido para que alguien que tenía al equipo en tercera posición decidiera irse.
El club confió en Generelo para ponerse al frente del equipo. El extremeño había comenzado la temporada como jugador y a mitad de campaña se había tenido que retirar del fútbol por unos problemas físicos. Persona bien considerada en el club y con buen cartel entre la afición por su gran desempeño en el partido de vuelta del play-off de ascenso a Segunda, el que el Oviedo ganó (1-0) al Cádiz en el Ramón de Carranza, Generelo aceptó el complicado reto que le pusieron en el Oviedo. El propio Arturo Elías reconoció que al nuevo entrenador sólo se le exigía una cosa: ascender a Primera.
Pero Generelo no ha dado con la tecla y no ha podido enderezar el rumbo que se empezó a torcer en los dos últimos encuentros de Egea. En su primer partido, el Oviedo perdió 1-0 ante el Alcorcón. Tercera derrota consecutiva. Los azules bajaban a la sexta plaza, la última que clasifica para el play-off de ascenso, y empatados con el séptimo, que era entonces Osasuna, el rival con el que cerrarán hoy (20.30 horas) la temporada en el Tartiere.
Y eso que hubo un día en el que las cosas parecieron empezar a enderezarse. El Oviedo tenía una difícil papeleta en casa ante la Ponferradina. Era el día del 90ª. aniversario del club y la afición andaba algo mosqueada tras la marcha de Egea. Arturo Elías estaba en Oviedo y respaldó a Generelo. Faltaba cumplir sobre el terreno de juego. El equipo lo hizo en el que posiblemente fue el mejor partido de la etapa del entrenador extremeño al frente del conjunto azul. El Oviedo ganó 3-0 a los bercianos realizando un partido que daba razones para la esperanza.
Lo que sucedió después ha demostrado que lo de la Ponferradina fue tan solo un espejismo. El primer varapalo llegó en la siguiente jornada, en la que perdieron (2-1) ante el colista, el Bilbao Athletic, en San Mamés. Una victoria (1-0) ante el Numancia y un empate (0-0) en el campo del Nástic devolvían la esperanza, pero el tropiezo en casa (0-1) ante el Huesca fue un duro golpe.
El Oviedo salvaba los muebles en casa, pero no conseguía refrendarlo cuando salía del Tartiere. Los azules se mantenían en puestos de promoción más por los fallos de sus rivales que por méritos propios y las sensaciones sobre el terreno de juego no eran precisamente las mejores. La derrota (3-1) en Almería sacaba a los azules del play-off tras 22 jornadas entre los seis primeros. Un golpe del que no fueron capaces de recuperarse. En las dos siguientes jornadas cerraron ante Leganés (0-1) y Zaragoza (1-0) un tercio de temporada para olvidar.
