La evolución del Oviedo desde que comenzó el trabajo de pretemporada se observa en el rendimiento del equipo sobre el terreno de juego y también se ha empezado a notar en los resultados. Los azules ganaron (1-0) el miércoles un partido que supone una inyección de confianza importante. El equipo que entrena Fernando Hierro superó en un partido duro, disputado y jugado con intensidad al Valladolid, el primer rival al que se van a enfrentar en la Liga (el domingo 21, a las 22.30 horas).

La mejoría del equipo se nota en todas las líneas, pero especialmente en la delantera. Los jugadores más ofensivos del equipo azul han afinado la puntería y han pasado de estar negados de cara al gol a ver portería con mucha facilidad. El inicio del cambio se vio en la contundente victoria (1-5) ante la Cultural. En León los azules evidenciaron su superioridad y la remataron con buenas acciones ofensivas. Susaeta abrió la cuenta con un golazo de volea y le siguieron Pereira, Toché, Nando y Linares.

Sólo en la primera prueba de pretemporada, en la que ganaron 6-1 al filial en El Requexón, los de Hierro habían estado acertados de cara a la portería contraria. En los tres siguientes encuentros, la derrota (2-1) ante el Lealtad, el empate (0-0) ante la selección AFE y la derrota ante el Deportivo (2-0), uno de los grandes defectos del conjunto azul había sido su falta de puntería y la dificultad que tenía para generar ocasiones de gol en el área rival. El único tanto en esos tres encuentros lo marcó Rocha ante el Lealtad en un disparo desde el centro del campo en el que vio a Javi Porrón adelantado.

Tres partidos en los que el Oviedo acusó la gran carga de trabajo a la que les estaba sometiendo el cuerpo técnico. Una vez que se rebajó la cantidad de trabajo físico en los entrenamientos, el equipo se fue soltando y los jugadores con más talento ofensivo fueron demostrando su capacidad para generar peligro en la portería contraria. El Oviedo fue además elaborando su juego con más criterio. Para ello han contado con un Torró que sigue demostrando su capacidad para mover el balón con sentido y precisión.

El encuentro ante el Valladolid fue muy duro y costó trabajo cercar el área rival, pero se vio un buen trabajo de los jugadores de ataque. Uno de los más destacados fue el extremo Nando García, que cambió de banda una y otra vez y encaró siempre a los rivales que se encontraba por delante generando mucho peligro. El valenciano demostró que puede ser uno de los refuerzos más importantes que ha hecho el Oviedo este verano. También Jonathan Pereira logró desequilibrar cuando se midió a los defensas que trataban de frenarlo. El gallego debe ser uno de los que marque la diferencia en el equipo. El propio jugador ha reconocido que Hierro le ha concedido libertad para partir como segundo delantero y desde ahí tratar de buscar espacios.

El remate al partido lo puso Linares. Los arietes azules han aprovechado los dos últimos encuentros para demostrar que siguen manteniendo el olfato goleador. Linares, reservado por precaución, había estado ausente en los anteriores partidos. Ha regresado marcando tanto ante la Cultural como el gol de la victoria frente al Valladolid. En el encuentro ante los pucelanos formó una buena dupla con Toché en los pocos minutos que estuvieron juntos, partiendo por detrás del murciano, que actuaba como hombre más adelantado.

Y es que Toché está llamado a volver a ser el goleador de referencia del Oviedo esta temporada. El murciano ha demostrado durante toda su carrera que necesita muy poco para resolver un partido.