En ocasiones, el futbolista es el reflejo de la persona. Como si algunas características se mantuvieran dentro y fuera del campo. Lucas Torró tiene pinta de ser uno de esos tipos que se alteran por pocas cosas. Al menos esa es la sensación que transmite en el césped. En una posición capital como la suya, pivote, la presión de los rivales no suele amedrentarle. Los que le conocen dicen que se comporta de una forma similar fuera del campo. Sosegado y dispuesto a escuchar, su estancia en Oviedo está confirmando las expectativas que se crearon desde que dio sus primeros pasos por la élite.

"Entrenaba con nosotros, era uno más. Tenía 17 años, sí, pero participaba como cualquier otro futbolista". El que habla es David Porras, encargado de dirigir al Alcoyano en la temporada 2011/12, y lo hace con conocimiento de causa: él fue quien le dio la alternativa en Segunda al pivote. Torró destacaba por entonces en el juvenil del Alcoyano, una competición que se le quedaba pequeña, así que su rutina cambió por orden de Porras y se integró en el primer equipo. "Lo que más me gustaba de él era que daba velocidad al juego y eso que no es de movimientos rápidos. Lo que parece una contradicción es la clave en el éxito de muchos medios centros: el cerebro es el músculo más veloz. "Agilizaba todo cuando entraba en juego", continúa Porras su explicación, "era capaz de jugar a dos toques y de hacer un preciso cambio de orientación". Su carácter le ayudó a encajar en un vestuario veterano: "Es humilde, receptivo con lo que se le dice. Se hizo querer desde el principio".

Aquella irrupción en el fútbol profesional fue efímera. Debutó ante el Almería y Esteban era el portero rival, participó en un par de encuentros y llamó la atención de los grandes. Barça, Madrid y Valencia quisieron ficharle. Se lo llevaron los blancos. En la Fábrica empezó con el juvenil pero pronto dio el salto al Castilla, el penúltimo escalón.

Por entonces ya era internacional sub19. pero la vida en el filial no resultó tan sencilla. No ayudó la competencia feroz, ni el dolorido pubis. Al menos le sirvió para que Ancelotti le citara un par de veces con el primer equipo, ante el Liverpool y el Basilea, experiencia de Champions.

En el verano la puerta de salida quedó entreabierta y Hierro llamó con más insistencia que nadie. "Ha acertado con la decisión. Oviedo es una plaza interesante para crecer", vaticina Porras. De momento, la apuesta es ganadora: Torró, que sigue sin alterarse por nada, solo se ha perdido un partido y el Oviedo está en zona de play-off.