Es fácil para Curro escoger su mejor momento como jugador del Oviedo: el ascenso a Segunda B conseguido en Mallorca. También es sencillo seleccionar el peor: la decepción ante el Caravaca. "En Mallorca nos quitamos un peso de encima", dice. Un peso que habían empezado a cargar la temporada anterior en la eliminatoria por el ascenso ante el Caravaca, especialmente él, al que expulsaron en el partido de vuelta. "Lo pasé muy mal durante mucho tiempo con lo que pasó en ese partido", explica.

De los compañeros de su etapa como jugador del Oviedo guarda un muy grato recuerdo. El tiempo y la distancia hacen que haya perdido el contacto con muchos de ellos. No con todos. "Tengo muy buena relación con Xavi Moré, Rubén González y Juan Luis Hevia, el tiempo hace que se pierda un poco el contacto pero ahora con los móviles es todo más sencillo", explica.

Genio y figura dentro y fuera del campo, Curro sigue dando alegrías a los buenos aficionados al fútbol. Ahora lo hace en un club más humilde, el Extremadura, aunque también con un pasado lustroso. Él jugaba en los juveniles del equipo de Almendralejo cuando lograron la gesta de ascender a Primera División. Ahora se conforma con mantener al Extremadura en Segunda B. El artista aún no ha dado su último recital.