En un momento dado de la rueda de prensa, el diálogo con Hierro se acelera.

-¿Tienes el once claro?

-Lo tengo clarísimo.

-¿Linares tiene opciones arriba o seguirá en la banda?

-(Pausa). Domingo a las seis de la tarde se verá...

Fernando Hierro ha escrito el guión pero no quiere enseñarlo. El Oviedo sabe a lo que juega; al fin, tras un periodo necesario de pruebas, el equipo tiene una identidad, un rumbo exigido por el técnico y sus ayudantes desde el primer día en El Requexón. Tanta insistencia en los movimientos defensivos ha calado en el equipo, que es el menos goleado de la competición junto al Reus: 6 tantos en contra. Por eso, a Hierro le incomodan las bajas pero no le quitan el sueño. Sabe que, una vez asumido el trabajo, tiene un fondo de armario suficiente para que las ausencias no se noten más de lo necesario. Pero aun con todo esto, prefiere no dar pistas al UCAM. Las cartas, boca abajo.

Pueden cambiar los nombres, pero "la idea no cambia", defiende el técnico. "Debemos actuar como siempre", continúa, "en nuestra línea aunque conscientes de las características del UCAM, que es un equipo trabajado, que defiende bien, que llega con gente al área y que se organiza bien en defensa". Hierro da la última pincelada sobre el rival de mañana: "En su campo es poderoso. Para ser un recién ascendido está a un buen nivel. Será un partido competido, en el que las pequeñas cosas cobran importancia".

Al estudio del rival de turno (esta semana en una sesión intensa de vídeo, la del jueves) le ha seguido el trabajo de campo en el césped de El Requexón. Con varios ejercicios encaminados a fortalecer los movimientos defensivos. Porque, a estas alturas de campeonato, la defensa se ha convertido en la seña de identidad de este Oviedo.

"A mí me gusta ser el equipo menos goleado, ojalá que sigamos así. No es algo que me obsesione, pero me gusta. Y es una labor en la que todos son importantes. Jugamos con tres delanteros habitualmente -Michu, Linares y Toché- pero son ellos los primeros que presionan y corren. Todos están trabajando: de Juan Carlos a Toché", asegura Hierro.

Precisamente el capítulo de ausencias se inicia por ese tridente al que hacía referencia. Michu se pierde el choque por una sobrecarga en el recto anterior del cuádriceps. Una lesión que no reviste gravedad, que obedece más a precaución que a otra cosa. El técnico encara el choque con optimismo, pero lamenta una ausencia importante: "Trastoca un poco porque sin Michu perdemos capacidad de llegada, trabajo, ayudas en el balón parado? Saldrá un futbolista de otras características, estamos en la jornada 12ª y no hay que arriesgar".

La ausencia de Michu no es la única que le duele al entrenador. También está la de Johannesson, uno de los hombres queridos del vestuario, que el jueves hizo que se encendieran las alarmas en el entrenamiento en una acción desafortunada. "Nos llevamos un susto grande", reconoce Hierro. Sin embargo, la lesión del lateral es un esguince, un mal menor que le tendrá alejado del equipo al menos un par de semanas. Hierro, consciente de la evolución del canterano en los entrenamientos, señala el mal momento del infortunio: "Estábamos muy contentos con su trabajo en las últimas semanas, se le veía muy bien, con confianza. Hay que animarle, que sienta la cercanía y que entienda que las lesiones forman pare de la profesión". Y añade: "Diegui es un chico alegre, con capacidad para recuperarse".

La amplitud de plantilla permite al técnico superas las ausencias del día a día pero los peligros acechan cada semana en la competitiva Segunda División. Las armas del UCAM quedaron claras no hace tanto, en el partido de Copa que midió a los dos conjuntos y que finalizó con victoria local por 4-3. Aquella derrota le dolió a Hierro. Quizás más por la forma (tres goles encajados a balón parado) que por la eliminación en sí, en una competición que no ocupa el primer lugar en la lista de prioridades. "Aquel fue un mal día? Un gol en una falta lateral, otro en un córner, un tercero en otra falta lateral? Pero a mí no me gusta mirar atrás ni soy de revanchas. El del domingo será otro partido, no somos los mismos equipos que en la Copa. Pero repito: no es una revancha, sino una oportunidad", proclama el técnico que finaliza su intervención ensalzando la capacidad de sus hombres de adaptarse a diferentes escenarios: "En algunos partidos nos toca dominar y en otros no. Es muy difícil tener el balón durante los 90 minutos; ante el Tenerife nos dominaron la primera media hora, pero al final tuvimos la posesión el 52 por ciento del tiempo".