-¡Buah! ¡Queda un mundo!

David Rocha responde de forma instintiva cuando se le menciona la situación del Oviedo en la tabla. Los azules son segundos, acumulan siete partidos sin perder y solo el Levante, inalcanzable hasta ahora, lleva una marcha con un ritmo superior. La sensación es que el equipo sigue en continuo crecimiento y ya se muestra con un serio candidato al ascenso. Pero cualquier conclusión a estas alturas parece temporal. En una competición tan exigente, aún quedan por disputarse 29 jornadas, toca tomarse las cosas con cautela. De ahí la reacción de Rocha.

Y en realidad la de todo el vestuario. Los mensajes que han salido desde la caseta han ido en la misma línea, la de intentar que la euforia no se apodere del club. Ése ha sido el objetivo de Fernando Hierro desde que se hiciera cargo del equipo. En los buenos y en los malos momentos se apela a la mesura.

La tabla sirve como refrendo del trabajo bien hecho, de las sesiones en El Requexón pero no se quiere tomar como verdad absoluta. Hay otros indicadores más importantes, como las sensaciones que está dejando el equipo en las últimas semanas de competición. "Queda un mundo y tal y como está la categoría seguro que hay equipos que se caen del play-off y otros que vienen fuerte desde abajo y que se meten", advierte Rocha, que insta a "no solo fijarse en la tabla, también en la línea que lleva el equipo". El pivote habla de sensaciones pero éstas encuentran apoyo en la estadística: el Oviedo acumula 7 semanas sin perder y ha sumado 15 puntos de los últimos 21 en juego.

Cuando a Rocha se le pregunta por las razones del éxito, el pivote se explica con exactitud. Sus respuestas son claras, como su fútbol, al primer toque: "La base es la solidez, la intensidad, estar ordenados y apretar cuando toca". El extremeño finaliza su explicación con un ejemplo ilustrativo: "Cuando no tenemos el día fresco, competimos al cien por ciento. Y cuando tenemos la bombilla encendida, contamos con jugadores que marcan la diferencia".