"Vaya mañanita, vaya mañanita llevamos". Pegado a la banda izquierda, Miguel Linares, ganador por naturaleza, maldecía ayer en el entrenamiento a su equipo, formado por nueve compañeros suyos, durante el partidillo habitual que suelen jugar los futbolistas azules entre ellos al final de la sesión. Nadie contó los goles, pero el equipo sin peto, al que pertenecía el aragonés, había perdido de forma abultada. "Me gusta marcar goles hasta en los entrenamientos", confesaba después Linares, que ayer fue reconocido por la afición como el mejor jugador azul del pasado octubre.

Linares destacó el "buen momento del equipo" y, aunque calificó de "anecdótico" el segundo puesto en la tabla, admitió que "hemos encontrado el equilibrio que tanto buscan otros equipos". Además, el aragonés señaló que el de Huesca será un partido "especial" porque asistirán al estadio varios de sus familiares y amigos.

Por otra parte, el equipo se entrenará hoy a puerta cerrada en el Carlos Tartiere, escenario en el que sólo se ha entrenado este curso dos veces por el estado del césped, que fue sustituido en agosto y que, al no estar arraigado, mantiene preocupado al club azul.