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El día en que todo salió bien

Zubeldia vivió en Mallorca su partido más importante con el Oviedo, el que valió el ascenso a Primera tras empatar a cero

Zubeldia despeja de puños anticipándose a Narciso, protegido por Zúñiga y Sañudo, en la victoria 1-0 del Oviedo ante el Sporting en la Liga 89-90. LNE

Pocos momentos pueden ser más adecuados para elegir en la carrera de un portero que un partido en el que no ha recibido ningún gol y que, además, tiene el premio de un ascenso a Primera. Un ascenso con el que el Oviedo ponía fin a una etapa de doce temporadas sin jugar en la máxima categoría.

Sabino Zubeldia (San Sebastián, 14 de abril de 1955) no tiene demasiadas dudas cuando se le pregunta por el momento más importante de su carrera: el 0-0 del partido de vuelta ante el Mallorca en Luis Sitjar que llevó a aquel equipo directamente a la gloria. Era la temporada 1987-88 y, entrenados por Vicente Miera, los azules consiguieron algo que muy poca gente esperaba. Los primeros incrédulos fueron los propios jugadores que lograron la hazaña: "Ni nos creíamos lo que habíamos conseguido", reconoce Zubeldia.

"No partíamos como favoritos en esa eliminatoria", explica este portero que disputó 176 partidos de Liga con el Oviedo entre Primera y Segunda División. El 2-1 que lograron en el Tartiere les daba algo de ventaja para el encuentro de vuelta de la eliminatoria de promoción de ascenso, pero aún así parecía algo muy complicado. "El Mallorca tenía un equipo plagado de grandes jugadores y nuestro acierto fue salir de tapados, de víctimas", dice el exfutbolista.

Zubeldia asegura que tuvo mejores actuaciones a lo largo de su carrera pero ninguna tan importante como la de ese 6 de junio de 1988: "No fue un éxito individual, fue una alegría para toda Asturias, una alegría que se transmitió a toda la gente. Fue un momento redondo para muchos". Y por eso se queda con él por encima de un empate a 0 contra el Madrid en el Tartiere (21 de noviembre de 1990) en el que tuvo un buen día en lo personal pero que no fue tan trascendente para la historia del Oviedo.

Un éxito que se transformó en una explosión de alegría por lo inesperado que fue para todo el mundo. "Teníamos enfrente a un equipo con internacionales, con jugadores como Nadal, Orejuela, Magdaleno. Eso le dio mucho más valor al ascenso", añade.

El resultado favorable en el encuentro de ida hacía que el objetivo estuviera muy claro: "No recibir goles". En el fútbol casi siempre hay un instante que lo puede cambiar todo, una acción que hace que se pase de la gloria al fracaso. Ese momento también tuvo lugar en uno de los encuentros más importantes de los últimos 30 años para el Oviedo. "Quedaba poco tiempo y le llegó un balón a Trobbiani (centrocampista del Mallorca) que le dejó completamente solo, le pegó mal y pude coger el balón. Fue la mejor ocasión que tuvieron y no la remataron. Nosotros éramos un equipo muy sólido que concedíamos pocas ocasiones, pero esa acción lo pudo cambiar todo", rememora Zubeldia.

Luego ya solo hubo tiempo para la "felicidad". "Ha pasado mucho tiempo y yo no soy de recordar demasiado estas cosas, el partido lo he visto sólo un par de veces. Me acuerdo que fue la locura generalizada, un momento de desahogarte, de disfrutar, en el que te das cuenta de que has conseguido transmitir mucha felicidad. La gente te daba las gracias por la calle. Se hizo feliz a mucha gente", explica el que fuera portero del Oviedo.

Los azules están ahora en Segunda tras superar una etapa aún más complicada que la que arrastraban cuando lograron el ascenso en 1988. Zubeldia considera que no hay que pensar ahora en ascensos pasados, si no que hay que mirar hacia adelante. "Otros lo conseguirán también", dice. Eso sí, cuando suceda será algo que otra vez hará muy feliz a mucha gente: "Lo más importante es esa ilusión que llega a tanta gente porque el Oviedo vuelva a Primera División, por un nuevo ascenso".

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