En una semana en la que la defensa está bajo sospecha, una presencia sobresalía en la grada de El Requexón. Cabeza afeitada y la misma planta que en su momento, algo desgarbado pero fino, en forma. Viktor Onopko se acercó ayer al entrenamiento del Oviedo quince años después de su última presencia en El Requexón. Hay cosas que no cambian. "Desde La Corredoria hasta aquí, todo sigue igual", comenta con una sonrisa. "El mismo camino, los perros, los burros€ Los únicos cambios están ahí", dice señalando al césped donde trabaja el primer equipo a las órdenes de Hierro. Onopko, aguerrido defensa del Oviedo entre 1995 y 2002, siempre encuentra un hueco en su agenda para visitar Asturias.

El ruso es actualmente segundo entrenador del CSKA de Moscú, conjunto que acaba de ser eliminado de la Liga de Campeones (quedó cuarto de su grupo formado por Mónaco, Leverkusen, Tottenham y el conjunto ruso) y que marcha tercero en su campeonato, a ocho puntos del Spartak, líder en solitario. Entre medias, el Zenit. La competición rusa entra ahora en fase de letargo hasta que en marzo la climatología dé un respiro. A comienzos de enero, el CSKA quedará concentrado en Alicante para una pretemporada invernal, pero antes Onopko aprovecha para visitar su segunda tierra.

"Mi familia sigue aquí, en Oviedo, y yo intento venir un par de veces al año. Hoy me he animado a bajar a El Requexón y así veo a viejos amigos como César, Esteban o Manolo (Rodríguez), que es el mejor médico del mundo", asegura. El exoviedista está acompañado en todo momento de la visita por César Martín, responsable de relaciones institucionales del club y excompañero suyo, y por Yuri Nikiforov, el que fuera central del Sporting y que lleva unos días analizando los métodos de entrenamiento de Hierro.

Desde la distancia, Onopko trata de seguir todo lo que le sucede al Oviedo. "Es importante estar en Segunda después de tantos años, sobre todo para la afición, pero la ilusión es llegar a Primera. Siempre me informan de todo lo que sucede aquí. La gente quiere mucho al Oviedo y lo demuestra cada año: tener cerca de 20.000 socios lo demuestra", razona el ruso que de la presente temporada solo ha visto el duelo del domingo en La Romareda: "El equipo estaba bien plantado, mejor que ellos, pero los errores que provocaron los goles son graves, sobre todo la expulsión. No se puede permitir algo así porque el fútbol es de hombres, no de niños. A mí también me expulsaron muchas veces, pero hay que pensar en los compañeros, no en uno mismo".

Cuando acaba el entrenamiento, toca saludar a Fernando Hierro. Un viejo enemigo en el césped, alguien con el que competía en aquellos duelos entre Madrid y Oviedo. "Algún que otro golpe nos hemos dado, sí", reconoce el ruso."Siempre me tocaba cubrir a grandes futbolistas en la estrategia. Como a Hierro, a Simeone, a Luis Enrique€", comenta abriendo una ventana al fútbol de los noventa. "Hierro es buen entrenador pero hay que darle tiempo. Hablaba mucho con él cuando estaba en la Federación y me gusta su forma de pensar: cómo habla de los jugadores, de la táctica. Con tiempo todo va a mejorar. Y el equipo acabará arriba", opina sobre el entrenador.

Satisfecho con su labor en el CSKA, a Onopko se le pregunta si se ve en un futuro ligado al Oviedo. "Mi corazón está en Oviedo. Yo siempre digo que tengo dos países: Rusia y España. La vida aquí es buena pero falta algo: Primera División", sentencia.