El reiterado arrepentimiento de Héctor Verdés por su violenta expulsión en La Romareda, por la que ha sido sancionado con un partido, mereció ayer el elogio de Fernando Hierro, técnico del Oviedo. "Hay que reconocer su valentía de dar la rueda de prensa (del pasado martes), su humildad al reconocer que se equivocó", señaló el técnico andaluz, que aseguró que "ese es el camino que necesitaba la situación".

El central valenciano pidió varias veces perdón: primero el domingo, en el vestuario en La Romareda, a todos sus compañeros. Después el lunes, en el entrenamiento, a su entrenador, Fernando Hierro, y al día siguiente, el martes, a la afición, el club y los compañeros, esta vez públicamente, en una rueda de prensa en El Requexón. "A mí como entrenador me gustó la humildad y la valentía de pedir perdón", insistió el preparador malagueño, que confesó que mantuvo una conversación con él una vez bajaron las pulsaciones. "El régimen interno es que hablaría yo con él", dijo Hierro, que quiso así zanjar el asunto.