Había que ver la cara de Guillermo Álvarez, nueve años, cuando dijo el número dos y resulta que sí, que estaba premiado con una camiseta del Oviedo para orgullo de su tío Tomás.

Había que ver la cara de la pequeña Olaya cuando Jonathan Vila le preguntó su nombre para firmarle un autógrafo.

Había que ver, en fin, la ilusión de la veintena larga de niños cuando tuvieron frente a frente a cuatro futbolistas del Oviedo (Vila, Pereira, Óscar Gil y Juan Carlos) dispuestos a responderles lo que ellos quisieran.

Fue una especie de entrevista hecha por niños y ya se sabe que de la inocencia de los niños suelen salir cosas curiosas. Por ejemplo que el ídolo de Jonathan Pereira siempre fue Mostovoi o que el de Vila fue el nada común Borja Oubiña, el futbolista del Celta, equipo que vio crecer a Vila. Juan Carlos dijo a Cañizares y Óscar Gil tiró de Zidane. Los cuatro futbolistas respondieron con naturalidad y hablaron del futuro del Oviedo con la ilusión de ellos, de los niños. "Lo importante (para cumplir los objetivos) es que estemos todos juntos", dijo Vila. "Queremos que la gente esté con nosotros, que vayamos todos a una y entre todos llegar al objetivo", dijo Gil.

Fue un acto relajado y desenfadado en el que los futbolistas hablaron de sus historias menos conocidas, como la de Oscar Gil, que resulta que jugaba a la pelota vasca y que fue su madre la que, un día, de pequeño, le dijo que se apuntara a fútbol porque se apuntaban todos sus amigos. O por ejemplo que ninguno de los cuatro futbolistas allí presentes juega a la play, porque hubo un niño interesado en saber qué sentían cuando se manejaban a ellos mismos en la consola.

Juan Carlos desveló que, a veces, siente la curiosidad de jugar en otra posición a la de portero para "saber que si fallo no pasa nada" y "tener esa sensación de libertad" que no hay en la meta.

"¿Cómo creéis que se mejora al equipo?", preguntó otro chaval. "La mejor manera es ser autocrítico. Este equipo si algo tiene es honradez", señaló el meta.

En el acto, organizado por Tartiere Auto, uno de los patrocinadores del club, que eligió a los niños asistente mediante un concurso, se regalaron camisetas, balones, entradas, un pin, un CD con el himno y mucha ilusión. Porque no hay nadie con más ilusión que los niños.