El encontronazo llamó la atención porque estas cosas -una entrada dura, un enfado, un grito más alto que otro y una reacción en caliente-, siempre llaman la atención, pero no deja de ser un lance más o menos encajable en un entrenamiento de un equipo de fútbol. Ocurre que, en malas rachas como la que atraviesa el Oviedo, con la presión que arrojan los resultados, estos episodios corren el riesgo de ser inflamados y malinterpretados si no se contextualizan.

Sucedió al final del entrenamiento, en la última jugada del partidillo y entre dos de los jugadores más intensos y competitivos de la plantilla azul: Linares y Christian Fernández, dos titulares habituales. El delantero conducía la pelota y el defensa, en un intento de arrebatársela, se fue al suelo y le dio un golpe en el tobillo. Linares, con las pulsaciones altas, se tomó a mal la dura entrada, se encaró con el lateral y le propinó un cabezazo, al que respondió Christian Fernández con un manotazo. No fueron más de unos segundos y, salvo una pequeña brecha en la ensangrentada ceja del lateral cántabro, el asunto no pasó a mayores. De hecho, a los treinta segundos, uno y otro ya estaban fundidos en un abrazo reconciliador.

En ese instante, después de ese lance, Fernando Hierro decretó el final del partidillo y, por extensión, el final del entrenamiento. Los futbolistas se juntaron para hacer la carrera continua con la que acaban cada sesión y ya ahí, de forma inmediata, por voluntad propia y sin demora, Linares y Christian Fernández hablaron, arreglaron el malentendido, se disculparon el uno con el otro y abandonaron el campo de entrenamiento con normalidad.

No obstante, el aragonés compareció después en rueda de prensa para restar importancia a la acción y zanjar la cuestión: "La acción es fruto de un calentón. Somos dos personas calientes. A los 30 segundos, nos estábamos dando un abrazo. Son cosas que pasan en los entrenamientos. No le quiero dar más importancia", señaló el futbolista aragonés.

La acción, en cualquier caso, alumbra la tensión competitiva con la que prepara el Oviedo el encuentro del sábado ante el Elche (18.00 horas), un encuentro que supondrá el cierre a la primera vuelta de la competición. Para el duelo, que supondrá la vuelta al Tartiere de exoviedistas como Pelayo, Josete o Hervías, los azules no podrán contar con Michu, que sigue recuperándose de su rotura de fibras y Nando, sancionado.