Un cartel colorido a la entrada del estadio anunciaba el escenario. "Esto es Anduva". Pero era un engaño, una pista falsa. Ayer el Oviedo jugó en el Tartiere. Así pareció lo que se percibía en la grada, con mil cantarines oviedistas, y lo que se vio en el terreno de juego. El Oviedo, que lució nuevo sistema, fue autoritario con la pelota y firme en la zaga. Su mejor actuación fuera del curso. Completó una primera parte redonda y resistió las acometidas locales. Con el 0-2, espantó de un plumazo los fantasmas de fuera de casa y, de paso, se metió en play-off. La solución estaba por transportar el Tartiere a fuera de casa. Ya saben, si la montaña no va a Mahoma?

Siempre que viajas a Anduva, hay algunos peajes que debes pagar. Que el Mirandés te achuche en los primeros 15 minutos es uno de ellos. Todos los equipos lo pagan. El Oviedo lo sabía y preparó la armadura. La presentación de los locales fue convincente. A los 3 minutos, Provencio saludó a Juan Carlos desde la frontal, Un minuto después, el meta azul despejó un centro lateral con los puños. A los 11, ataque a balón parado: el centro chut de Kijera se fue cerca de la escuadra. Al cuarto de hora, para cerrar el fulgurante inicio local, Sangalli probó a Juan Carlos desde lejos. Superadas las hostilidades iniciales, el Oviedo respiró tranquilo, Aunque no todo fueron buenas noticias. En la refriega, los azules habían perdido a Vila, que con una lesión muscular tuvo que ser sustituido por Torró.

Parte de la fortaleza mostrada por el Oviedo desde el comienzo residió en el centro del campo. En una nueva vuelta a la pizarra, Hierro optó en Miranda por desplegar una línea de cuatro atrás con dos pivotes por delante y con la ayuda de Borja Domínguez, una de las novedades como media punta. El ex del Córdoba se convirtió pronto en la válvula de escape, el hombre que siempre encontró la pausa.

El esqueleto resistió la sacudida inicial y se dispuso a estirarse. Después de una serie de combinaciones que confirmaron la mejoría del Oviedo llegó la jugada que todo equipo necesita para venirse arriba. El punto de inflexión. Christian sacó de banda con rapidez y Berjón tiró de descaro: buscó el recorte en vez de devolver y chutó abajo. Tras un rebote, el balón entró con suspense, como si los mil oviedistas expectantes en esa grada hubieran puesto de su parte para alojar el balón en la red.

El balón parado acabó con el intento de respuesta del Mirandés

El balón parado acabó con el intento de respuesta del Mirandés

El 0-1 dio alas al Oviedo, cada vez más cómodo sobre el césped. Con Torró y Rocha barriendo cualquier balón suelto, Berjón, Susaeta y, sobre todo, Domínguez, se soltaron definitivamente. A la media hora pudo llegar la sentencia. Berjón robó, condujo y cedió en largo a Toché, apuesta segura al gol. El murciano controló y, solo en el área, chutó en uno de esos gestos rutinarios que siempre acaban en gol. No esta vez: Roberto evitó lo que parecía un tanto seguro. Quizás la fuerza de Toché disminuye después del primer toque. Tampoco Saúl pudo acertar en rechace. El Mirandés quedó con vida.

Dio la impresión de que el tanto hubiera acabado con la resistencia del Mirandés. La moral de los de abajo es muy frágil y un segundo golpe hubiera sido, probablemente, definitivo. Pero nada resulta sencillo para el Oviedo de fuera de casa. El Mirandés intentó apretar en lo que restaba de primer acto pero sus opciones ofensivas se limitaron a otra falta cerrada de Kijera. La primera mitad había mostrado al Oviedo más sereno y seguro de la temporada a domicilio. El trauma parecía en un segundo plano.

La segunda mitad se inició como un "remake" de la primera. Con el Mirandés achuchando, con el Oviedo y su versión más gregaria. El mayor mérito azul fue no sufrir rasguños ante esa respuesta local. Y como en el primer acto, también los azules aprovecharon su momento. Fue a balón parado, a los 62 minutos. Susaeta la puso desde lejos y Costas se encontró el balón en el área. Controló y chutó. Fue gol. Costas, el chico que nunca había marcado como profesional, lleva dos tantos en dos semanas con el Oviedo. Un tipo con estrella. El mazazo fue contundente para el Mirandés, aunque su técnico intentó agitar el choque acumulando delanteros. Pudo reaccionar de inmediato, pero el derechazo de Guarrotxena se fue al larguero. El Oviedo había sido superior y, además, había sido dueño de los momentos claves.

El Oviedo alcanzó el final del partido, ya con Michu en el campo (piezas renovadas tras el paso por el taller), sin apenas sustos, en una nueva muestra de autoridad Era la tarde. Y el fin de la mala racha llegó en el partido en el que los azules se mostraron más cómodos con el balón. La pelota, la mejor terapia. Hierro se va de Anduva con tres puntos en el bolsillo y una lección muy aprovechable: el Oviedo que apuesta por ser protagonista sí suma. También fuera de casa.