Que el Oviedo atraviesa el mejor parcial de la temporada -cuatro victorias en los últimos cinco partidos-, se nota en infinidad de detalles en El Requexón. La tranquilidad reina en el entorno, el ambiente está relajado, el entrenamiento se llena de bromas y el futuro apetece más que otras veces porque cuando se gana siempre se teme menos y se sueña más. Por acompañar acompaña hasta el tiempo, espectacular sol en estos días en el sorprendente veranillo de febrero. Lo que no cambia es el discurso de Fernando Hierro: prudente y cauteloso en las buenas y en las malas. "El equipo está creciendo, con confianza y en un buen momento, pero, sinceramente, no es el mejor momento de la temporada", explica.

El discurso del preparador malagueño, como el de la mayoría de entrenadores, debe descifrarse siempre en clave interna. Salvo excepciones, los mensajes que lanza el técnico en rueda de prensa no suelen ir destinados al público en general si no a sus propios futbolistas. Ayer el técnico andaluz ofreció uno cargado de ambición para reforzar más a una plantilla que, hoy por hoy, tiene de nuevo alta la autoestima: dijo que no es el mejor momento de la temporada y que, por tanto, el equipo puede dar más, dijo que, a pesar de ser el Getafe un rival directo en puestos de arriba, todavía no mira a la clasificación, dijo que hay que ir partido a partido y que ni piensa en el puesto del rival ni en el salto que podría pegar el Oviedo en la tabla si gana mañana. Dijo todo eso y seguramente no le falte razón, porque la Liga es larga y muy cambiante y más vale prevenir que curar. Además, un líder nunca puede darse por satisfecho aunque lo esté: siempre tiene que pedir más.

"Aquí hemos estado segundos, terceros, cuartos. Venimos de una racha buena de resultados. Sumamos muchos puntos en los últimos cinco partidos y un porcentaje alto de las jornadas hemos ido en la parte medio alta. Es un buen momento, pero tampoco creo que sea el mejor", insistió el entrenador. Lo mejor siempre está por llegar. Pura psicología.

Los números, no obstante, contradicen un poco el mensaje porque nunca antes en la temporada el Oviedo había sacado 12 puntos de 15. Claro que si el Oviedo vuelve a ganar mañana, habrá un récord nuevo y otro reto que batir.

Por eso Hierro mira hacia adelante, consciente de que esto es una "carrera de fondo" y que los exámenes llegan en la meta. "No soy de los que miro la clasificación. Soy de los que piensan: borrón y cuenta nueva. No pienso en el puesto del rival ni dónde llegamos si sumamos tres puntos. Partido a partido y a sumar", agregó.

Hierro tiró de ambición para transmitir fortaleza al grupo y para hacer un llamamiento a la afición. "Que venga la gente al Tartiere, que nos ayude. Ojalá tengamos a 16.000 ó 17.000 locos de los nuestros animando en el Tartiere; juntos somos más fuertes", indicó. Un mensaje, el de pedir el apoyo, que ha sido recurrente durante la semana. El equipo sabe de la importancia de su hinchada y el club quiere mejorar una entrada que este año alcanzó un máximo de 14.628 (frente al Rayo Vallecano en partido jugado a las 12.00). El reto también es difícil.

Por lo demás, el entrenador no dio pistas sobre la alineación que pueda presentar ("mañana -por hoy- decidiremos", dijo), calificó de "bendito marrón" el hecho de contar con 24 disponibles y tener que realizar seis descartes, elogió a los recién llegados y especialmente a Carlitos de Pena, pendiente aún de debutar ("durante la temporada será importante para nosotros", aseguró) y elogió al Getafe: "Es un equipo con experiencia, tiene buen entrenador y las ideas claras. Será un partido disputado", finalizó.