El camino de Fernando Hierro está marcado, el trayecto es inalterable. Su libro de ruta exige no mirar más allá del siguiente partido. Los años en el fútbol pesan. Ni en un momento de optimismo desmedido se le perciben fisuras en su línea de pensamiento. En la sala de prensa se le cuestiona por la cómoda renta que sus chicos tienen respecto al séptimo; esos seis puntos de margen con el Huesca suponen un cómodo margen de maniobra para los azules. Un mullido colchón. "Eso del colchón lo dejo para vosotros", interviene el malagueño en referencia a los periodistas. Después, vuelve al camino que le señala su GPS mental: "Yo no quiero colchones, lo que quiero es tener los pies en la tierra. Y sumar, sumar, sumar? No me fijo en lo que hace el séptimo, de verdad. No lo digo por quedar bien. Es que no sabemos dónde vamos a estar dentro de dos meses, así que me centro en lo que toca ahora, en el Numancia".

Así es como Hierro zanja cualquier debate, aplicando su fórmula a rajatabla. La efectividad de la misma se podrá valorar al final del curso, los resultados mandan, pero lo que es indiscutible es que el malagueño es coherente en todo momento con su discurso. Guardadas las calculadoras y centradas las miras únicamente en la siguiente parada, Soria, el entrenador también se muestra claro. "De los 36 puntos que tiene el Numancia, 25 han sido en Los Pajaritos. Son peligrosos en su campo porque tienen movilidad, experiencia, futbolistas de nivel, gente rápida en las bandas?", advierte Hierro, que confía en el momento de los suyos: "Por los últimos resultados y la situación es fácil pensar que este es el momento de más confianza de la temporada pero no podemos vivir de los últimos resultados". Y añade: "Podemos hacerlo aún mejor. Vamos a cada partido pensando que puede ser el mejor de la temporada".

El entrenador recita el ingrediente principal de su receta para el éxito, la "humildad". "Hoy en día", argumenta, "sin humildad estás muerto en el mundo del fútbol. Si perdemos la competitividad y la humildad nos equivocaremos antes incluso de subir al autobús".

Para seguir el camino, el malagueño confía en el momento de aplomo que muestra su equipo tras una temporada muchas veces alterada con vaivenes. "En diciembre y enero es complicado porque está el mercado abierto y siempre hay rumores que afectan la estabilidad del grupo. Pero el 31 de enero, con la llegada de Borja Domínguez, dimos la plantilla por cerrada y ganamos en tranquilidad. Todos sabemos que estaremos aquí hasta el final y así vamos ganando confianza", asevera.

La última sesión de la semana -esta mañana a puerta cerrada en El Requexón-, servirá para terminar de perfilar un once que, respecto a la semana pasada, tiene la ausencia de Linares. Será también el momento de elegir la lista de los que viajan, ese instante en el que la función del entrenador se vuelve más desagradable. "Me encantaría subir en el autobús a los 25, pero no lo permite la normativa...", se lamenta Hierro.