Si después de la tormenta llega la calma, una prueba clara y evidente la tenemos en el Oviedo. Hace exactamente un año, 14 de marzo de 2016, Sergio Egea, entonces entrenador, anunciaba por sorpresa su dimisión, afloraban problemas en el vestuario y se abría paso un terremoto que desembocaría en la nada. El Oviedo era tercero con 46 puntos, con todo por hacer. Sucedió que de los siguiente trece partidos, perdería nueve, saldría del play-off y acabaría la temporada noveno.

Hoy, 365 días después, la radiografía azul es completamente distinta. El Oviedo ha vuelto a sonreír. Y con él, asunto capital en este club, su fiel afición. Hay tranquilidad en el césped y paz en la grada. Han vuelto la esperanza y la ilusión. Deportivamente, el ascenso, con todas las prudencias del mundo, parece ser una opción real y el equipo está más fuerte. Tiene los mismos puntos que la temporada pasada a estas alturas (46), pero está más afianzado en el play-off, con mayor colchón respecto al séptimo clasificado (6 puntos, por uno el curso pasado) y con una dinámica mejor, seis partidos sin perder.

Socialmente, hay más estabilidad. Todos a una. No se advierten rastros de aquel incómodo barullo interno y la conexión entre el equipo y el oviedismo, resultados positivos mediante, es hoy la mejor de la temporada. La prueba es que en los dos últimos partidos en el Carlos Tartiere se superó el récord de asistencia. La afición se ha vuelto a enganchar a un equipo que se ha metido en el último tercio de la temporada en su mejor momento.

En una temporada, pues, se ha cambiado totalmente el proyecto, empezando por el entrenador y por el director deportivo, se ha renovado la plantilla, mejorada especialmente en invierno, y el club ha vuelto a rodearse de optimismo. Se ha fortalecido. La deuda sigue bajando, eso siempre fue así desde la entrada de Carso en el accionariado del club en 2012, hay una ampliación de capital en marcha para incorporar a nuevos inversores y en el futuro cercano asoma la deuda cero y, por extensión, también una nueva ciudad deportiva para la cantera y otros proyectos que harán más grande al club azul. Después de la tormenta, pues, ha llegado la calma al Oviedo. En realidad, algo más que la calma: la ilusión.

Ocurre que, al final, en esto del fútbol la pasión, tan importante en clubes como el Oviedo, sólo atiende a los resultados. Y aquí todavía queda mucha tela que cortar. En El Requexón las llamadas a la prudencia son constantes. Prohibido mirar más allá que el partido del domingo en Vallecas.

Así que, ya que hoy hace un año se terminó el Oviedo de Egea, se impone mirar hacia atrás y comparar las trayectorias. El Oviedo de Hierro y el de Egea tienen los mismos puntos tras 29 jornadas, pero presentan distintos matices. El de Egea tenía mejor golaverage (+7 por +1) y estaba a estas alturas a tres puntos del ascenso directo que marcaba el Alavés y a seis del líder, entonces el Leganés, que tenía 52 puntos) Hoy el Oviedo de Hierro está a doce puntos del ascenso directo (Girona) y a 19 del líder Levante (65). Sin embargo, los azules están hoy más consolidados en el play-off porque sacan seis puntos al séptimo clasificado y entonces sólo tenían uno de ventaja. Además, el equipo de Egea llegó a la jornada 29 después de dos derrotas consecutivas (1-0 en Mallorca y 2-4 ante el Valladolid). Ahora el grupo de Hierro acumula una mejor dinámica con 6 partidos sin perder y con cinco triunfos seguidos en casa. Al final, porque esto es fútbol, dependerá todo de los resultados, pero de momento parece que, un año después, el Oviedo está más unido y más fuerte.