La integración de Michu en Vallecas fue como un flechazo. Sandoval demandaba un delantero y el ovetense imploraba minutos en la élite. La afición del Rayo, pasional como pocas, se unió a la ecuación encontrando en Michu a un futbolista diferente. Aquello del lugar y el momento ideal... La vehemente hinchada rayista le adoptó para la causa en aquel curso 2011/12. Michu se amoldó al ambiente de tal forma que, según reveló aquella campaña, repetía una curiosa rutina: tarareaba las canciones que surgían del fondo de Vallecas antes de cada córner. "Dentro del campo soy un poco raro y necesito esa motivación; necesito estar enchufado a los sentimientos de la afición", se justificaba entonces. Michu, el futbolista diferente, regresa seis años después a Vallecas, algo así como su segunda casa.

El humilde barrio madrileño también significa el trampolín que le lanzó a la fama. Otra anécdota revelada en su día por el ovetense subraya la importancia de aprovechar los momentos. Sandoval no tenía nueve para el estreno en San Mamés y en un entrenamiento probó con Michu. Marcó cuatro goles. El entrenador no lo dudó y el experimento funcionó: 16 goles en 37 partidos. El punto de inflexión.

Después llegaría la Premier, su confirmación como "killer", la consagración en Wembley (campeón de la Copa de la Liga) y su convocatoria con los mejores: alcanzó la internacionalidad. También aparecieron los nubarrones: el tobillo dejó de funcionar. Fue un punto y seguido de una historia que se recupera en Oviedo previo paso por Langreo. Vallecas supone el inicio del éxito. Para los seguidores rayistas, el del delantero es el regreso de un tipo querido. Un tipo diferente. "Volver al Oviedo es más grande que jugar con la selección", explicó en su presentación como azul. Un claro ejemplo.

La vuelta a casa puede ser por la puerta grande. Hierro no cuenta con Toché, sancionado, y su libreta se llena de anotaciones para buscar un sustituto. Está Linares, que hace dos semanas recuperó su duende para el gol. Michu es una alternativa de peso. Y está la opción de que participen los dos desde el inicio. Así ha probado Hierro en los dos últimos entrenamientos.

De confirmarse su paso adelante, supondría el regreso al once tres meses después. La última vez que jugó de inicio fue una mala experiencia. En La Romareda, el 11 de diciembre, se rompió a los tres minutos de juego. Pasaron dos meses hasta que estuvo apto, para regresar en el último tramo de Anduva. Y desde entonces, ha ido aportando en pequeñas dosis: 19 minutos, 26, 13, 17 y 26. Con un bagaje de tres victorias y dos empates. Justo en el mejor momento.

Vallecas se interpone en el camino de Michu y un Oviedo en racha. El hombre querido vuelve a su segunda casa. Esta vez, antes de cada córner, tarareará los cánticos de la afición visitante.