El Oviedo, de momento, está demostrando ser un equipo de alto standing, fiable en las alturas: cuando llega un partido de etiqueta, de esos de ponerse el smoking y competir contra otro favorito, de los que se señalan con el dedo y se imaginan en un play-off, los azules responden, dan la cara, sacan esa versión poderosa que desaparece en otros duelos menos glamurosos. Sirva el dato que sigue: los azules no han perdido hasta ahora contra ninguno de los cuatro equipos que tiene por delante en la clasificación: ni Tenerife (victoria), ni Cádiz (dos victorias), ni Girona (empate), ni Levante (victoria). Contra el Getafe, que es sexto y ocupa la última plaza del play-off, ganó en casa y perdió fuera (2-1 en los dos duelos). Pero cuando el Oviedo cayó en el Coliseum, en la jornada cinco de la Liga, el Getafe ocupaba entonces una plaza de descenso.

Al conjunto de Hierro le estimulan los retos que, sobre el papel, parecen más difíciles. Como si los favoritos fueran su mejor remedio. Ejemplos hay varios. El peor momento del año, después de la derrota en casa frente al Reus (0-1), se solucionó con una contundente victoria en Cádiz (0-2), entonces más abajo en la tabla de lo que está ahora. La dolorosa derrota en Huesca (4-0), la primera de las goleadas fuera de casa, se olvidó a la jornada siguiente con un convincente triunfo ante el líder Levante (2-0). El meritorio empate en Girona en la ida (0-0) se hizo bueno acto seguido con un merecido triunfo ante el Tenerife (2-0). Ahora, después del frenazo en Vallecas ante un Rayo en descenso, llega al Tartiere otro favorito, el Girona, segundo clasificado en ascenso directo, una oportunidad para extender este curioso parcial, recuperar confianza y sensaciones.

Al Oviedo, pues, le cuestan más los equipos de abajo que los de arriba. De los 44 puntos que ha perdido en lo que va de Liga, 26 (algo más del 59%) han llegado frente a equipos que, actualmente, están posicionados de la mitad hacia abajo de la clasificación. El grupo de Hierro ha sufrido hasta la fecha diez derrotas. Seis de ellas (Rayo Vallecano, Almería, Alcorcón, Zaragoza, Córdoba y Sevilla Atlético) han sido ante equipos de abajo. Lo mismo pasa en el caso de los empates. Cuatro de las siete tablas que han firmado los de Hierro han llegado ante Numancia (dos veces), Mirandés y Mallorca, conjuntos que transitan por la parte inferior de la clasificación.

Un ejemplo de la tendencia descrita se advierte del comportamiento azul en el Carlos Tartiere. Entre los equipos que han conseguido botín en el feudo azul figuran el Córdoba (1-2), actualmente dos puntos por encima del descenso, el Mirandés (0-0), ahora colista y el Numancia (2-2), que está en el puesto 13, a seis del descenso. Los otros dos son el Reus (0-1), que está en mitad de la tabla y el Lugo (1-1), un puesto por encima de los catalanes. Ninguno de los favoritos consiguió llevarse nada del Tartiere: ni Levante (2-0), ni Tenerife (2-0), ni Cádiz (2-1) ni Getafe (2-1). Habrá que ver qué ocurre con el Girona el sábado.

Los azules se comportan mucho mejor como locales que como visitantes. El Tartiere, con cinco victorias consecutivas, actúa como sostén de un grupo con dos caras que, de momento, está en puestos de play-off, el objetivo fijado para este curso. Tanto el duelo ante el Girona como el siguiente en Tenerife servirá para comprobar si sigue vigente la buena racha ante los favoritos.