Errar es de humanos, dicen. Confundirse es algo normal y en lo que todo el mundo cae, de forma inevitable, varias veces a lo largo del día. El problema llega cuando se cruza esa delgada línea que convierte al desacierto en un acto de mala fe. El Oviedo sufrió ayer en sus carnes una confusión garrafal. Un fallo que va mucho más allá de privar al equipo de sacar algo positivo ante un máximo rival. Ese penalti inventado, que trajo consigo una derrota fuera de casa, una más, puede suponer decir adiós a las pocas opciones que había de luchar por el segundo puesto, la que da acceso a Primera división de forma directa. Todo se esfumó en un segundo, con un pitido mientras el gallego señalaba el punto de penal entre caras de estupefacción de los jugadores, tanto del Oviedo como del Tenerife, de los aficionados, y del ejército que el club tiene en las redes sociales.

Pero no fue lo único en lo que erró Pérez Pallás. Anuló un gol al Oviedo, disparó tarjetas a lo loco y, por momentos, parecía querer enfriar el partido perdiendo tiempo. Hasta consiguió sacar de quicio a uno de los jugadores más templados del equipo, Susaeta. Al margen del escandaloso penalti, quédense con una imagen. Quedaban unos diez minutos para el final del partido, y hay un saque de banda que era claramente para el Oviedo pero que el árbitro gallego decide que sea el Tenerife el que lo saque. Nestor, lejos de la jugada, desesperado, se tira al suelo y golpea con el puño el césped. Su rabia era la nuestra.

Erice ejerció de capitán y puso las cosas claras al final del encuentro. A Hierro le faltó, sin embargo, la contundencia en la sala de prensa de la que hacía gala cuando era jugador. Si se falla, como cuando lo hacen los futbolistas y como defiende Erice, hay que castigar, y más cuando un error así puede tener unas consecuencias tan graves. Si se demuestra que ha sido a mala fe, la sanción debería de ser ejemplar. Recuerden cuando Egea agarró a un árbitro por el brazo, fue un gesto sin mala intención, sin ningún atisbo de agresividad, que no provocó ningún mal, pero por el que fue sancionado de forma contundente. ¿La vara de medir ahora va a ser diferente? ¿Por qué?

Ahora, el Oviedo tiene que salir más unido que nunca de este mal trago. Jugar el play off es más que posible. Subir está en nuestra mano. Bueno, excepto si el que no tiene que fallar falla.