A Toché le llaman Toché porque un día, cuando era joven, le empezaron a llamar así y así le quedó. De José, Toché. El apodo, no tiene, que se sepa, ninguna explicación más, como tampoco la tiene (o tal vez sí) que este trotamundos del fútbol, camino de los 35 años, atraviese ahora, ocho equipos después, el mejor momento de su carrera. Al menos, en lo refereido al promedio goleador: el murciano lleva 31 goles en 68 partidos de azul, a 0,45 tantos por encuentro. Un registro sólo equiparable a los dos cursos que estuvo en el Cartagena en Segunda División (34 tantos en 74 partidos, también 0,45 de media).

Con los datos en la mano, ningún tiempo pasado fue mejor para un tipo cercano de costumbres sencillas, a quien se le puede encontrar un día cualquiera, tranquilamente, paseando a su perro Coco (un coqueto grifón belga) por el campo San Francisco. El murciano lleva este curso 14 goles, pichichi del equipo, y ha dado nueve puntos de forma directa al Oviedo. Los triunfos ante el Girona (2-0), el Valladolid (1-0) y el Nástic (1-0) llegaron por sus goles. Ha inaugurado el marcador del Oviedo en nueve ocasiones esta temporada y, salvo en dos partidos (la derrota en el Pizjuán 5-3 y el 2-2 en el Tartiere ante el Numancia), el Oviedo siempre ganó cada vez que marcó Toché.

Por algo los rivales destacan del equipo azul su pegada. La pegada del Oviedo se llama también Linares, con la mitad de goles y bastantes menos minutos, pero Toché es hoy una referencia que se está ganando a pulso, si es que no lo tiene ya, un lugar importante en el corazón oviedista. Su eterna juventud no sólo se advierte por los goles (es el quinto goleador de la Liga) sino que también se ve, cada domingo, en su trabajo. El murciano es de los delanteros que se faja, que va a un lado y a otro, que corre detrás de la pelota. Y eso, meta más o menos goles, se agradece en un Tartiere que premia como nadie el esfuerzo. Un tipo capaz de convertir su 1,86 de estatura en algo plástico en el área y su zancada en un bocado letal. Nadie duda a día de hoy entre el oviedismo que el delantero es uno de los jugadores llamados a continuar en el equipo la próxima temporada, haya o no ascenso a Primera.

De Toché se dudó cuando, la temporada anterior, el Oviedo anunció su fichaje. Era un tipo de 32 años que venía de meter ocho goles con el Deportivo de la Coruña. Le costó coger ritmo, pero pronto se adaptó y empezó a marcar goles. Criado en el Atlético de Madrid, donde llegó a debutar en Primera División, pasó por el Hércules, Valladolid, Numancia, Albacete, Cartagena, Panathinaikos y Deportivo de la Coruña. En todos estos equipos fue madurando, pero reservó su mejor versión para el Oviedo, club en el que es indiscutible y que, con sus goles, va camino de alcanzar el objetivo.