La "sudtribune" es para muchos el mejor ejemplo. El fondo sur del estadio del Borussia Dortmund, la "pared amarilla", acoge en cada partido a 25.000 fieles, la mayor grada de pie, en una forma de expresión diferente, más pasional, de asistir a un partido de fútbol. Una locura organizada: el Dortmund facilita precios populares en esa zona. "Sales del vestuario y parece que hay 150.000 personas, todas completamente locas", describió en su momento el técnico Jurgen Klopp, el hombre que mejor se ha mimetizado con ese entorno. Dortmund es el ideal, un escenario inalcanzable al tratarse de otro planteamiento futbolístico y social, pero el oviedismo también quiere contar con un fondo que haga temblar los cimientos del Tartiere. De ahí surge la idea impulsada por Symmachiarii, la grada de animación que la campaña que viene se integrará en el fondo norte del estadio.

"Queremos cambiar el chip, la forma de ir al Tartiere. La iniciativa busca un cambio, darle más pasión", señala Antonio Bernardo, representante de Symmachiarii y uno de los impulsores. Le acompaña Nacho Suárez, el rostro más reconocible del grupo y de los que más ha peleado por la iniciativa: "En el Oviedo tenemos una ventaja: el 60% de la afición es joven. Si desde ahora inculcamos una forma distinta de vivir el partido en el estadio podemos convertirnos en un modelo a seguir en el futuro".

La idea es sencilla: delimitar una zona de 1.200 asientos con precios reducidos en atención a la edad. A cambio, los integrantes de ese sector se comprometen a animar durante los 90 minutos. "Es una mentalidad diferente. Ahora la zona de Symmachiarii está ocupada por unas 300 o 400 personas. Queremos hacerla crecer", señala Suárez. "Hay que evolucionar. Hace 15 años ponías una cartulina en el campo y nadie sabía qué hacer con ella. Después sobrevivimos a la etapa de Tercera porque reaccionamos. Y ahora queremos que la grada se adapte a las dimensiones del Tartiere", indica Bernardo.

Para optar a ocupar uno de esos asientos no hay muchos requisitos: ser socios del Oviedo es el fundamental. Hay algunos más. "Tiene que haber un compromiso claro e inequívoco de que hay que seguir el partido de pie y animar los 90 minutos", matiza Bernardo. "Y dejar la política a un lado, claro", agrega Suárez. También quieren dejar claro que las facilidades dadas por el club no se traducirán en una conducta más dócil hacia la directiva, como sí sucede en otros lugares. "Mantendremos nuestra idiosincrasia, el club no ha puesto ningún requisito y tampoco lo hubiéramos aceptado. Mantendremos nuestra independencia en todos los sentidos", aclara Bernardo.

Tras el visto bueno del Oviedo, la pelota está ahora en el tejado del Ayuntamiento, en una guerra fría (club-consistorio) a la que Symmachiarii asiste con tranquilidad. Los impulsores dicen tener solución a todos los problemas posibles. La instalación de una valla con puertas de acceso serviría para delimitar el espacio. "Con la sectorización de esa parte habría que cambiar el plan de evacuación, simplemente valdría con rehacer esas vías de evacuación", indica Suárez. La zona ya cuenta con baño propio y la inclusión de una barra de bar no sería difícil. Desde Symmachiarii se valora en menos de 5.000 euros la inversión en materiales.

Con el proyecto en la rampa de salida, los impulsores son optimistas de cara a poder tener el fondo la temporada que viene. "Nos hemos planteado que sean 1.200 y no más porque queremos que el primer año suponga un éxito inmediato", analiza Nacho Suárez. Antonio Bernardo, por su parte, apela al elemento emocional: "En Oviedo a veces somos un poco estirados: estamos a dos puntos del play-off y parece el fin del mundo. Hay que cambiar esa mentalidad y un fondo más animado puede ayudar a conseguirlo".