Siguiendo con la frase del maestro Borges, a la afición del Real Oviedo creo que se nos ha olvidado donde está el cielo. Hace dos años subíamos a segunda y claro que fue un gran logro pero para mí fue un alivio. Alivio después de sufrir durante más de doce años en campos de segunda b y tercera.

Es fácil decir que no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que dejas de tenerlo y estamos en segunda. ¿Es un tesoro estar en segunda viendo como estábamos hace tiempo? Muchas veces lanzo esa pregunta entre los más cercanos y recibo opiniones dispares.

El partido contra el Nastic para mí fue una derrota aunque se haya empatado. No me gusta hablar de tácticas, ni de cambios, ni sistemas de juego, lo haría si tuviera el título de entrenador. Me gusta hablar de sensaciones, de realidad, de puntos y de seguir luchando.

Nunca rendirse reza en una de las bocas del Carlos Tartiere y eso es lo que toca, luchar hasta el final. Después veremos si se ha llegado al objetivo o no. Después se tomarán las decisiones que serán acertadas o no.

Llamar infierno a la segunda división para mí es algo fuerte, la podríamos llamar el purgatorio. En dicho purgatorio debemos aprender de nuestros errores, de centrarnos en objetivos reales y de unir fuerzas comunes para llegar donde necesitamos estar.

Os escribo desde la sede social de nuestra Peña Azul Amsterdam, un proyecto de varios oviedistas residentes en esta ciudad de muñecas como dijo mi padre en su primera visita. Ciudad que cada fin de semana desde nuestra humildad intentamos que sea azul, sin perder jamás la esperanza.

La esperanza de ver a nuestro Real Oviedo donde debe estar, pero antes nos toca seguir (no sé cuántas temporadas más) en segunda división. En nuestro purgatorio habitual, sufriendo de las derrotas y de los empates y sentir un alivio infinito cuando se gana. Sí amigos lectores, siento alivio porque las victorias que viví en primera división eran normales; qué tiempos aquellos.

Con el Grupo Carso apoyando institucionalmente y económicamente y con la masa social que tenemos, solo nos falta ese paso deportivo hacia delante. Fácil decirlo pero difícil ejecutarlo.

Paciencia: qué sabía palabra. Para nada soy paciente, solo con el socio y tesorero (mis dos hijos); la paciencia en el futbol no existe pero debemos tenerla. Si tenemos paciencia y trabajamos todos juntos dejaremos pronto el purgatorio.

Nunca rendirse, nunca bajar la cabeza, orgullo, valor y garra, qué gran tres palabras, nuestro lema, nuestro himno, nuestro sueño.

Espero y deseo que la próxima vez que me lean en prensa escrita sea un sábado/domingo de primera. Sí amigos lectores, de primera porque por afición, ciudad e institución lo somos.

Y sin más pero con mucho orgullo, valor y garra les mando un fuerte abrazo desde Ámsterdam, un abrazo para aquellos que lo ven muy negro, otro abrazo para aquellos que no paran de animar y el abrazo más grande para que aquellos que nunca piensan que saldremos del purgatorio. Para estos últimos solo les digo jamás rendirse.