El fútbol tiene estas cosas: la perspectiva puede cambiar en apenas unas horas. Un paseo por El Requexón sirve para constatarlo. La semana pasada, nadie en el seno de la plantilla azul creía realmente en las opciones de ascenso. Pasaron por la sala de prensa de la ciudad deportiva gente con peso en la plantilla como Linares o Saúl Berjón. Reconocían los futbolistas que existía una posibilidad mínima pero que había que ser realistas. La plantilla se posicionó en la misma línea que la mayor parte de la afición, incrédula con el final de campaña a la baja. Después le tocó el turno a Fernando Hierro y se escucharon las primeras palabras esperanzadoras. Basó su análisis el malagueño en su experiencia en el mundillo y en todo lo vivido. Lo imprevisible del fútbol. Tras la victoria ante el Sevilla Atlético y con la ayuda necesaria de un par de resultados, el discurso ha cambiado. La plantilla se agarra a las posibilidades que le ofrece la matemática para intentar la carambola.

"Solo valía ganar. Y ahora llegamos a la última jornada con opciones, que era lo más importante", asegura Johannesson. En su caso, el mensaje positivo viene de serie: el asturiano es de los más optimistas en el vestuario. "Siempre hay que confiar. El fútbol es caprichoso y nunca se sabe. Ojalá se den todas las circunstancias", añade. Y concluye: "En el vestuario hemos comentado que hay que estar juntos. No dependemos de nosotros mismos pero hay que ganar porque aún hay opciones. Nadie en el Oviedo se va a rendir: ni yo, ni mis compañeros. Vamos a por los tres puntos en Elche y que sea lo que Dios quiera".

Las opiniones expresadas por el asturiano van en la misma dirección que las que se escucharon en el mismo Tartiere nada más acabar el partido ante el Sevilla Atlético. Hierro mantuvo su discurso fijo. "Soy de los que piensan que todo va a salir bien; igual es que soy demasiado optimista", señaló en la sala de prensa. Sus pupilos se unieron a la tesis en la sala mixta. "Mientras haya vida, hay esperanza", defendió Costas. "A esperar a que llegue el milagro. ¿Por qué no?", le apoyó Costas. Ahora las cuentas no cambian mucho. Toca ganar y esperar.

El triunfo ante el Sevilla Atlético permite a los azules tomar aire y aguantar con posibilidades otra semana más. También deja en segundo plano el ambiente de crispación que se vivió en el Carlos Tartiere. Los silbidos a los futbolistas se prolongaron durante todo el choque e incluso se pudieron escuchar al final del choque, con el protocolario saludo desde el centro del campo. Johannesson, que conoce perfectamente la forma de actuar de la afición, entiende las críticas. "No es sencillo jugar en esas circunstancias, pero respetamos a la afición. Si ellos deciden pitar, nosotros debemos estar concentrados en lo nuestro. Al menos logramos quedarnos con los tres puntos", analiza.