Javier Suárez y Alfonso Neira ya tenían poca fe desde el pitido inicial. "Está imposible. Nada. Es que no ganamos a nadie", asegura el primero, su compañero de mesa en un céntrico bar de Oviedo donde tiene lugar la escena, sede de la peña Las Delicias, asiente. El mensaje se repite desde la barra. "!Es que de verdad¡ Somos muy malos", se resignaba uno de los asiduos mientras apura una cerveza. Pasan los minutos y la primera parte desespera a la parroquia carbayona.

El 2,2% de posibilidades que tenía el equipo de meterse en play- off se va desvaneciendo según se consumen los minutos y también el ánimo de los pocos que aún tenían esperanzas. Las ocasiones no llegan y muchos de los aficionados vuelven la cabeza hacia la otra tele de la cafetería. Allí, no juegan los de azul. El Valladolid se enfrentaba al Cádiz en ese plasma. "Es que los gaditanos están jugando con los suplentes", protesta Neira. No hay solución. "Cero patatero, no hay posibilidades", sentencia Andrea Domínguez, otra asidua.

Alguna que otra ocasión aislada, las tímidas llegadas de Berjón por la banda o algún que otro remate de Toché hacen levantar un poco los ánimos entre los parroquianos. Pero entre los peñistas de las Delicias, la única que tenía confianza desde el principio era la dueña del bar, Merche Fernández. Lleva una camiseta con el escudo del Oviedo y la palabra play-off. Parece una profecía, que, finalmente, no se cumplirá. "Yo creo que sí, que nos metemos, así de refilón, pero entraremos", aseguraba durante el descanso. Era de las pocas que mantenía viva la fe. En las mesas abundaban las cabezas gachas y alguna que otra palabrota. "El principio de la temporada no fue malo, como el del año pasado con Egea, pero luego, otra vez como el año pasado...", destaca Suárez. Ninguno consulta el móvil en busca de otros resultados. Pero apuntan sus miras contra los jugadores. "Para el año que viene necesitamos un delantero", dice Neira. Su apuesta personal es Ángel el punta del Zaragoza que, pese a haber firmado una pobre campaña en lo colectivo, sí que ha conseguido un gran registro goleador. Por encima del de los azules. Tampoco el entrenador, Fernando Hierro, se libra de las críticas. "Era buen jugador, pero es muy defensivo", critica Suárez.

Pasan los minutos, y el gol de Toché se canta pero no consigue levantar los ánimos. Ni siquiera el dos cero de Nando lo hace. Para ese minuto ya está todo muy cuesta arriba. Demasiado. "No está el horno para muchos bollos. Ganamos, pero ya no hay esperanzas", señala un aficionado delante de la puerta de un bar del centro de la capital. Por la calle de El Rosal comienzan a desfilar algunos hinchas con sus camisetas azules. Quedan aún diez minutos para el final del partido, pero la temporada del Oviedo en Segunda ya había acabado. En plazas tradicionalmente oviedistas como Pedro Miñor hay poco ambiente futbolero también.

"Hombre, la esperanza no la perdíamos porque es el Oviedo y a este equipo le tenemos fe, pero estaba la cosa complicada", asegura Alejandro de Blas de la peña la Bala. A su lado, Ángel Torres aseguraba que los males ya venían de atrás. "El partido contra el Elche ha estado bien porque hemos ganado, lo que no estuvo tan bien fue perder en Córdoba".