La última intervención de Fernando Hierro con el Oviedo siguió el guión habitual. El técnico agradeció la oportunidad que se le había brindado, elogió al club y a la ciudad, habló de los logros conquistados y dejó un espacio para la autocrítica. En el curso acelerado para el banquillo ha dejado una asignatura pendiente: jugar el play-off. También dejan sus palabras la sensación de que los trapos sucios se lavan en privado, sin micrófonos. Antes de viajar a Elche se había quejado de muchas de las cosas que rodean al Oviedo ("pasan cosas que no había visto en mi vida") y de la falta de un plan maestro ("el Oviedo necesita un proyecto"). No volvió a esas ideas ayer, en su despedida del oviedismo. Hierro optó por salir con elegancia del club, en una línea similar a la de toda la temporada. Al margen de resultados, su imagen en Oviedo ha sido la de un tipo tranquilo, con poso, que ha tenido que lidiar con diversos problemas y ha tratado de salir a flote. Pero, como con todos los entrenadores, los resultados mandan.

"Me voy con la espina de no haber visto un Tartiere lleno en el play-off". Una de sus primeras reflexiones sirvió de perfecta autocrítica. Hierro llegó acompañado a la sala de prensa de Jorge Menéndez Vallina, el presidente. Entre los periodistas se integraron su cuerpo técnico, César Martín (responsable de relaciones institucionales), Miguel Sanz (área social) y Martín González (secretario técnico). Vallina hizo la presentación: "Agradecemos su trabajo, pero el fútbol son resultados y en la última parte de la Liga no tuvimos suerte".

Es esa recta final la que acorta un proyecto que fue anunciado para prolongarse más de un año. Hierro, que reconoció que no tenía clara su salida hasta "el pasado lunes a las 9 de la mañana" aprovechó para reivindicar los logros de su equipo de trabajo. "Mi labor era hacer crecer el proyecto, ayudando con mi experiencia en el fútbol. Hemos trabajado con profesionalidad y nos vamos contentos porque dejamos una estructura más profesional. El Oviedo ha avanzado", indicó.

A pesar del octavo puesto final, Hierro se queda con las cosas buenas: "Entrenar al Oviedo ha sido una experiencia maravillosa, un placer. Aposté por este equipo porque creía en ello, y rechacé una buena oferta de fuera de España. Han sido once meses fantásticos y me voy con la conciencia tranquila", expuso. Y añadió: "Si un entrenador me preguntara por el Oviedo le diría que viniera con los ojos cerrados y le pediría que lo ascendiera. Que tenga la suerte que yo no he tenido". La valoración se extiende a la ciudad: "Oviedo es extraordinaria. Toda la gente ha tenido un comportamiento ejemplar conmigo. He vivido en el centro y he salido de mi casa en las victorias y en las derrotas. He disfrutado".

Cerrado el capítulo de Hierro, el club rastrea el mercado en busca de un candidato que lidere el próximo proyecto. La dirección deportiva baraja diferentes perfiles, aunque la apuesta estará dirigida a un entrenador con experiencia, con tablas en los banquillos. Se quiere cambiar la tendencia observada en las apuestas por Robles, Generelo o Hierro. Un perfil Egea, técnico con kilómetros, es lo deseado. El proceso de selección se intensificará en los próximos días y contará, como es habitual, con la decisión final desde México de Arturo Elías. Se quiere cerrar la llegada cuanto antes, aunque no se quiere tomar una decisión precipitada. La disputa de los play-off de ascenso condiciona la búsqueda, por los movimientos en los banquillos que puede acarrear los técnicos de los equipos que los disputan.