"En cada acción voy al límite". Así se definía Héctor Verdés en su presentación como jugador del Oviedo. El valenciano, de 33 años, nunca engañó a nadie desde que llegó la temporada pasada al conjunto azul. Siempre fue y siempre será un central contundente, en ocasiones en exceso. Una seña de identidad que le lleva a ver demasiadas cartulinas amarillas. Eso, unido a los muchos problemas físicos que ha tenido desde su llegada a Asturias, le han impedido tener la regularidad deseada. La pasada temporada disputó 16 partidos de liga y 23 en la que acaba de terminar. Menos de los que les hubiera gustado a los entrenadores que ha tenido en estos dos años de azul.

Sus ausencias y los errores que cometió Óscar Gil en el inicio de temporada resultaron en un problema para el Oviedo en algunas fases de la competición. La posición de central ha sido un dolor de cabeza para Fernando Hierro a lo largo de la campaña. La prueba es que el fichaje en el mercado de invierno de David Costas fue recibido como agua de mayo. El gallego se convirtió de inmediato en un titular indiscutible y en una pieza insustituible.

Verdés ha protagonizado además algunos capítulos poco gratos. Fue expulsado ante el Zaragoza por una durísima entrada a Lanzarote. Una acción totalmente fuera de lugar que dejó al Oviedo con uno menos en la primera mitad de un partido que acabaron perdiendo 2-1 y que, más importante, pudo haber hecho mucho daño al exjugador del Oviedo. Una de esas entradas que se repiten una y otra vez en los resúmenes de televisión posteriores a los partidos y que no deja en buen lugar al defensa valenciano. Si bien, esa fue la única vez que Verdés fue expulsado esta temporada. La pasada, en la que jugó menos, vio cuatro tarjetas rojas. Además, en esta campaña ha logrado marcar dos goles que dieron puntos a los azules.

El futuro de Verdés es otra de las incógnitas en el Oviedo. Incógnitas que ha de resolver el nuevo entrenador. El futbolista acaba contrato y más que su contundencia, tolerable, le pueden perjudicar sus problemas físicos. Unos problemas que le obligan a estar siempre entre algodones y que le han dejado fuera de la convocatoria en muchas ocasiones.