De Anquela valora la gente más cercana su espontaneidad. Su forma de decir las cosas. Fue ese salero el que le hizo caer en gracia a la gente del Tartiere. Fue en 2009, por entonces en Segunda B, y Anquela pronunció aquella frase descriptiva del oviedismo: "Este estadio se come a algunos futbolistas". Ayer, el jienense regresó a un escenario que le gusta pero esta vez desde otra perspectiva. Lo hizo como entrenador del Oviedo, el nuevo encargado de afrontar el reto del ascenso a Primera, el premio mayor. Todos los focos estaban puestos en él, en una intervención más comedida de lo habitual para él. Anquela dio gracias por la oportunidad y se emocionó con el recibimiento de la gente. Pero evitó hablar de objetivos y del estilo que quiere imprimir en su equipo. Una idea ambiciosa sirve como resumen de la meta a alcanzar: "Quiero ver al Tartiere a reventar".

Uno de los problemas a los que se enfrentó Hierro en su periplo por Oviedo fue las expectativas que él mismo creó en sus primeras intervenciones. Habló el malagueño de plantilla corta, apoyo en la cantera y un equipo protagonista con la pelota. Aquella promesa no llegó a tener recorrido. Ahora, el nuevo entrenador opta por una postura más prudente. No quiere ser esclavo de sus palabras. "Quiero hacer un buen equipo de fútbol. Me gustaría ver el Tartiere a reventar. Este estadio siempre me ha puesto los pelos de punta cuando he venido. Quiero un conjunto que compita y que ilusione a la afición", explicó. "En los equipos en los que he estado siempre me he marcado el objetivo de trabajar y dar el máximo. Ahora tengo la oportunidad de hacerlo en un club maravilloso. La Segunda es complicada, solo hay que ver los equipos que han descendido este año. Será una batalla diaria".

El jienense reconoció en su primera intervención como entrenador que las conversaciones con el Oviedo venían de atrás. "No era la primera vez que hablaba con ellos. Al día siguiente de acabar la Liga mi representante me dijo que existía esta posibilidad y no lo dudé", señaló el técnico para el que una conversación con Arturo Elías fue fundamental. "Tuve muy buenas sensaciones. Me dio las gracias por aceptar pero soy yo el que debe darlas. Lo que hace Carso por el Oviedo merece una recompensa", añadió.

Otro de los aspectos sobre el que el entrenador no soltó prenda fue sobre la configuración de la plantilla. Admitió los primeros contactos, pero aseguró que aún no había tratado el tema en profundidad. Sí dio algunas pinceladas sobre el perfil de futbolista que demanda para su Oviedo: "Ya dije en su momento que no todos los futbolistas sirven para este equipo. El Carlos Tartiere se merienda a algunos jugadores. El que quiera triunfar en un club como el Oviedo debe saber competir y aguantar la presión". E incidió sobre la toma de decisiones: "Será el club el que decida los futbolistas que deben salir. Las llegadas las decidiremos de forma consensuada: Quiero construir un buen equipo".

Las últimas reflexiones del entrenador ante los medios fueron dirigidas al derbi que volverá con el próximo curso: "Tiene que ser un partido precioso, la gran fiesta del fútbol asturiano. Son 14 años sin vivirlo y puede seguirla una semana larga o una dulce. Y debemos estar preparados para que sea dulce".