La primera palabra que brota cuando se pide una valoración sobre Juan Antonio Anquela suele coincidir: "Valiente". Anquela es un entrenador con estilo propio, uno de esos técnicos a los que es complicado encuadrar en una escuela concreta. Ha llegado al fútbol profesional avanzando escalón a escalón y eso debe de forjar cualquier carácter. También el de un entrenador. Juanma y Javi Barral coinciden en dos cosas: los dos jugaron en el Oviedo y han sido entrenados por el jienense. Conocedores de los dos factores de la ecuación, ambos auguran un matrimonio feliz. Su carácter y osadía en los planteamientos pueden enganchar al Tartiere y el único miedo que atisban es el carácter, en ocasiones, impulsivo del técnico. Pero eso también forma parte de la gracia de un entrenador como Anquela.

"Es valiente, nunca especula ni le tiene miedo a los contrarios. Cree en su equipo y en su idea". Juanma Marrero (Las Palmas, 1982) no tiene dudas sobre Anquela. El zaguero vivió en Oviedo dos periodos muy diferentes: fue duramente criticado en la temporada 2010/11 y explotó como central en la 2011/12. Supo ganarse el cariño del Tartiere. Con Anquela, su relación solo tiene partes felices: fue indiscutible las dos temporadas que coincidieron en Soria. "Yo le calificaría como un técnico ofensivo", defiende. Y añade: "En el inicio de jugada nos pedía a los dos centrales que nos abriéramos para recibir. Quería que nos ofreciéramos, pero también que fuéramos prácticos, que no nos complicáramos".

Javi Barral, jugador azul en la 2009/10, había coincidido con Anquela en el Alcorcón antes de que los alfareros lograran sus mayores gestas (ascenso y victoria ante el Madrid en la Copa). El lateral conoce su estilo. "Lo basa todo en la intensidad", dice como introducción; "Tiene valentía para plantear los partidos. Consigue transmitir sus ideas, que sus equipos aprieten y vayan a por el rival". El lateral destaca su mayor arma: "Saca rendimiento al futbolista". Juanma añade otra virtud, su entrega al trabajo: "Se sabe de memoria cualquier alineación y controla la categoría perfectamente. Le preguntas por un futbolista y casi te dice el nombre de la mujer y de los hijos".

Su carácter de puertas hacia dentro es otro de los factores que han ayudado a su contratación. Anquela es de los que sabe llevar un vestuario. "Es buena persona, un trozo de pan. A veces es demasiado impulsivo, porque lo vive demasiado. Se vio cuando se encaró con David López en Getafe, pero estoy seguro de que al minuto se arrepintió. Es todo corazón", le describe Juanma. "No se casa con nadie ni tampoco crea problemas en el grupo. Es impulsivo, es verdad, y a veces puede tener una bronca, pero no es rencoroso", interviene Barral.

La figura de Anquela queda perfectamente definida. De las frases de sus dos expupilos se concluye que es un entrenador preparado para el desafío. Pero Oviedo es otra cosa. Una plaza especial, sometida a una presión exigente. "Quiero ver cómo se adapta al Tartiere. Vive demasiado el fútbol y la afición le va pedir mucho. Anquela siempre quiere que se valore lo que hace y el Tartiere exige, pero me da la impresión de que van a conectar", explica Juanma. "Oviedo es complicado, sí, pero Anquela es listo. Aunque al final esto es fútbol y, por desgracia, todo se basa en los resultados".