El verano pasado, cuando a Michu le llovían las opciones de retornar al fútbol profesional, José Ramón Sandoval, entonces técnico del Rayo, le llamó para llevárselo de nuevo a Vallecas. La respuesta de Michu fue así: "Mira, míster, me tienes que perdonar. Pero ha venido mi Oviedo".

Lo cuenta Sandoval con la misma naturalidad con la que atiende a LA NUEVA ESPAÑA mientras hace ejercicio a pleno sol. "Estaba corriendo, pero para hablar de mi ídolo, lo que quieras".

Sandoval llama ídolo a Michu de la misma manera que le sienten así un enorme ejército de oviedistas, que ayer le abrazaron y le mostraron cariño ahora que el ovetense, de 31 años, tiene decidido dejar de jugar al fútbol, según asegura su entorno más cercano, obligado por un maltrecho tobillo que ha dicho basta. El canterano, icono del Oviedo del siglo XXI, está a la espera de un informe médico para comunicar una decisión que ya conoce el club, como informó ayer este diario, y tiene previsto iniciar una nueva etapa sacándose los cursos de entrenador y de director deportivo.

Como Sandoval, Antonio Rivas, que le hizo debutar en el primer equipo del Oviedo, y Toño Velázquez, que también le entrenó en el cuadro azul, destacan de Michu, por encima de todo, tres cosas: su "calidad humana y su honradez", su "enorme talento futbolístico" y su "sentimiento infinito" por la entidad azul. "Cuando lo tuvimos era un chaval", cuenta Rivas, que le dio la alternativa en la 2004-2005, con el Oviedo en Tercera y 19 años. "Reunía todo. Además de que futbolísticamente era muy bueno, en aquella época se necesitaban iconos, y Michu lo era por su compromiso". "Siempre funcionó, era trabajador, buen chaval. Tenía un sentimiento de pertenencia al Oviedo enorme", añade. Velázquez, que le tuvo en el 2006, le recuerda como un chico "muy prudente" y "muy trabajador". "Sin la lesión de tobillo que tiene, habría tenido fútbol hasta que se cansara", añade.

Sandoval habla de Michu como un hijo. Le entrenó en la 2011-2012 con el Rayo. Michu explotó y anotó 17 goles. "Es el jugador más honrado que me he encontrado en mi carrera. Conmigo no se perdió ni un sólo entrenamiento. A su lado, crecí mucho como entrenador", le elogia el técnico. "Es básico en un vestuario: es trabajador, no le gustan los malos rollos y transmite positividad y energía", añade.

Cuenta Sandoval que en su despacho en Vallecas tenía sólo una foto: Michu celebrando con rabia un gol al Getafe. "Le dije, reflejas el hambre que yo tengo". Cuenta también Sandoval que un día, en un partido en Mallorca, Michu se ofreció a jugar de pivote. "Me dijo: 'Míster, no podemos perder. Yo juego de lo que se necesite'. Y jugó. Y fue de lo mejor". Cuenta también Sandoval que otro día le echó la bronca por un fallo en un marcaje que costó un gol. "Fue delante de todos. Un broncón. Al rato vino a verme, a solas, y me dijo: "Si ves que tengo fallos como el de hoy otra vez, vuelve a hacer lo mismo. Así se aprende'. Esa humildad es la que le ha hecho grande". "Es un tipo que se lo merece todo en Oviedo", agrega Sandoval, que concluye con un deseo: "En esta nueva etapa en la que seguirá ligado al fútbol nos volveremos a encontrar".