Las ideas van poco a poco calando. Anquela quiere dominar conceptos básicos, sencillos, pero quiere dominarlos bien. Presionar, robar y llevar el balón a la banda. EL A, B, C en la libreta del míster. A partir de ahí tienen que aparecer el talento, la improvisación. El guión va integrándose en la rutina, pero aún faltan piernas para llevarlo a cabo. El Oviedo tiene la ruta pero le falta gasolina para completarla. Lógico cuando apenas se lleva algo más de una semana de entrenamientos. Así se vio ayer al Oviedo en Les Caleyes, ante un combativo Lealtad que siempre dio la cara en el partido y que supo sufrir cuando era necesario. El 0-0 final supone el mejor ejemplo.

Para el primer test lejos de El Requexón, Anquela apostó por un 4-4-2 con dos referencias en ataque. Fue un once sin novedades respecto a la temporada pasada, pero con claros guiños al Vetusta. Dicen en el club que el filial aumentará en importancia este año. Es uno de los propósitos de la nueva temporada. Anquela formó de inicio con Juan Carlos; Johannesson, Verdés, Josín, Varela; Susaeta, Rocha, Edu Cortina, Ortiz; Linares y Steven.

El Oviedo estrenó zamarra, con toques naranjas, en un recuerdo, dicen los encargados del marketing, al último ascenso. A la alegría de Cádiz. Como si fuera un guiño a la experiencia allí vivida, un par de figuras en el calentamiento del Lealtad sorprendieron a los oviedistas presentes. La hoja de alineaciones parecía querer ocultar la sorpresa. El Lealtad jugaba con “Nacho” con el dorsal 2 y con “Diego”, enfundado en el 9. El pitido inicial se encargó de confirmarlo: Diego Cervero y Nacho López, dos de los héroes del ascenso en Cádiz, que se ejercitan estos días con el Lealtad hasta decidir su destino, jugarían con los de Villaviciosa.

Aunque Steven asustó a los 3 minutos (respondió ágil Porrón) el partido siguió el guión clásico de pretemporada: buenas intenciones aunque menos precisión. En realidad se trata de eso. De acumular kilómetros, de sumar trabajo de cara a un curso eterno, la norma en Segunda. Anquela conoce el camino y, técnico de ideas claras, no quiere cambiar de fórmula. La carga de entrenamientos se nota en los primeros ensayos.

En la época en la que se buscan novedades, también se pueden comprobar que algunas viejas certezas siguen vigentes. La facilidad de Susaeta para el golpeo es una de ellas. En Segunda, el balón parado es asignatura troncal. Lo sabe Anquela, que siempre trabaja este arte en sus equipos. El mismo Oviedo lo sufrió la pasada temporada en El Alcoraz. El rango de Susaeta parece mantenerse con el cambio de curso. Es el encargado de todas las variedades en las jugadas de estrategia.

En una acción de esta naturaleza llegó la opción más clara de los azules en el primer tiempo. Centró Susaeta al corazón del área y allí emergió Verdés para picar el balón abajo, de cabezazo intencionado. Porrón respondió con acierto evitando el traicionero bote.

Cambió Anquela su once al descanso pero mantuvo la esencia, con Toché como compañero de Steven (el único que repitió) en el ataque. La segunda mitad siguió por los mismos derroteros, con la lógica falta de ritmo. El asunto solo se aclaró cuando se juntaron con el balón los que tenían cosas diferentes que aportar. A los 65 sucedió cuando Berjón filtró un buen servicio a Asier y este cedió atrás hacia Toché. El remate del murciano se fue desviado pero la acción provocó el aplauso más sentido hasta ese momento.

Esa intervención de Asier, que combina con naturalidad, sirve para poner de relieve el papel de los canteranos. Con oportunidades pueden aportar. La pretemporada no es el momento más adecuado para las conclusiones definitivas pero todos los que actuaron ayer se integraron perfectamente en la dinámica del equipo. Incluso Viti como improvisado lateral se le más cómodo con cada ensayo.

Siguió intentándolo el Oviedo en la segunda mitad, recurriendo de nuevo al balón parado. Christian Fernández impactó de cabeza pero entre Porrón y el larguero evitaron el tanto visitante. Tampoco pudo aprovecharse el Oviedo con el rechace: Carlos Hernández chocó con la defensa cuando se disponía a empujar.

El último cuarto de hora acentuó el dominio azul y sirvió para ver un par de estrenos. Valentini y Ñíguez vistieron por primera vez la camiseta azul. En quince minutos cualquier conclusión es precipitada pero el argentino se presenta como un central de cuerpo a cuerpo, un marcador de los clásicos, y el extremo parece que solo está a gusto con la pelota.

Tras otros dos cabezazos peligrosos de Toché y Christian, el partido agonizó cerca del área del Lealtad, que aguantó con dignidad los ataques azules. Para el Oviedo el ensayo deja conclusiones satisfactorias. Ahora solo falta esperar a que respondan las piernas.