- ¿Te sientes con más galones que el año pasado?

-Sinceramente, sí.

Juan Carlos responde con naturalidad, apenas piensa su repuesta. Nada más hacerlo se toma un par de segundos y matiza: "Quizás no sean galones, pero aquí nadie me ha regalado nada". El portero se presenta por primera vez este curso en la sala de prensa de El Requexón para ofrecer sus sensaciones de una pretemporada que camina por su segunda semana. "Gracias a la confianza del entrenador y de los compañeros me siento con más fuerza que la temporada pasada", abunda. Aún es pronto, pero en las reflexiones del guardameta se le nota seguro, confiado. Cuando ofrece sus explicaciones se entiende su sensación: cree que ha ascendido en el escalafón del equipo.

Juan Carlos firmó el pasado verano del Oviedo después de uno de sus años más difíciles de su carrera. Venía de estrellarse con el Albacete. El portero no fue de los más desacertados pero aquel curso, el 2015/16, acabó con los manchegos en Segunda B. Un desenlace inesperado para él. El descenso le concedió la carta de libertad y a pesar de que el Mallorca, club de su tierra, entró en escena, decidió apostar por el Oviedo.

Y el reto no era precisamente sencillo. Cuando firmó con los azules sabía que debería jugarse el puesto con Esteban, algo más que un portero, un símbolo en la entidad carbayona. Juan Carlos no olvida las dificultades de aquel reto. "Entonces nadie daba un duro por mí, la situación no era sencilla. Todo el mundo lo sabía, yo el primero", recuerda. Llegó ese verano en un segundo plano, sin llamar la atención. Pero desde los primeros amistosos de pretemporada, Hierro depositó su confianza en él. El portero respondió.

Fue una temporada de altibajos, en la línea general del equipo. Tuvo alguna etapa más dubitativa (la etapa de goleadas fuera de casa no fue sencilla) pero la sensación es que había dado la cara en todo momento. Esa parecía también la idea de Fernando Hierro, que le concedió todos los minutos en la competición, una marca que solo logró igualar Edgar Badia, del Reus: 3.780 minutos.

Ese refuerzo moral como meta le hace plantearse las cosas desde otra óptica este año: "Mi situación ha cambiado pero eso no quiere decir nada. Tengo que seguir trabajando porque aquí hay gente capacitada para estar en la portería". Alfonso Herrero, que sube este año desde el filial, y Gorka Giralt, que jugará con el Vetusta al fichar de la Real Sociedad, son ahora su competencia. "Alfonso es un portero de un nivel grandísimo. Ya lo conocía de la temporada pasada y no me sorprende. Gorka está un poco loco", continúa entre risas, "pero es buen chaval y buen portero. Tiene condiciones. Le va a venir bien jugar domingo tras domingo en el Vetusta. Me gusta".