El primer milagro fue el sol. En un verano obstinadamente lluvioso, el día elegido por el Oviedo para visitar el santuario de Covadonga amaneció con el cielo completamente despejado. A partir de ahí todo vino rodado y la jornada fue de lo más apropiada para visitar este bonito enclave. Tan buena que el santuario estaba a rebosar, lleno de turistas armados con sus teléfonos móviles. Muchos de ellos quisieron fotografiarse con los integrantes de la plantilla del Oviedo y alguno, con la camiseta azul, se llevó la grata sorpresa de encontrarse con su equipo visitando a la Santina.

Para la mayor parte de los nuevos jugadores azules, Covadonga era un lugar hasta ayer desconocido. Uno de los que nunca había estado antes era el entrenador, Juan Antonio Anquela. El jienense, hombre creyente, reconoció haberse quedado prendado del lugar. La plantilla, respetuosa, llegó al Real Sitio encabezada por toda su junta directiva y entre una multitud de visitantes que tuvieron que hacerles un hueco para que pudieran escuchar la misa que dijo el capellán Santiago Heras y en la que también intervino el abad de Covadonga, Adolfo Mariño.

Heras, durante su sermón, quiso pedir ayuda a la Santina para "llevar adelante este proyecto, el del Real Oviedo". Para conseguirlo, el párroco pidió unidad a todo el oviedismo: "Este proyecto pasa por trabajar todos juntos y remar en la misma dirección afición, peñas, instituciones del club, cuerpo técnico y los protagonistas principales, los jugadores del primer equipo, del Vetusta y de esa cantera que semana tras semana recorre los distintos campos y que con alegría y orgullo llevan esa camiseta azul".

El párroco hizo especial énfasis en los más jóvenes, en "esos niños que se identifican de manera especial con el proyecto". En ese sentido, advirtió a los jugadores de que son un modelo: "Tienen puesta la mirada en vosotros, jugadores, y por eso vuestro ejemplo, vuestros valores, lo que le podáis transmitir a los jóvenes es de vital importancia".

Santiago Heras pidió a la Santina que les lleve a hacer "el camino con alegría, cada uno haciendo el camino responsablemente y sabiendo corregir los errores cuando se tienen". También les pidió que asuman esas equivocaciones y traten de corregirlas para "sacar buenos resultados". "Los errores son de humanos y también como humanos tenemos que aceptarlos y poner los remedios para sacar buenos resultados y superar esas carencias o esos errores que pueden venir". El párroco se fijó en una imagen de la Santina que un aficionado ha regalado al club y que la plantilla lleva en todos sus viajes.

Adolfo Mariño, por su parte, tuvo una intervención mucho más escueta y en ella reconoció haber amanecido con "un sueño y un deseo". El sueño estaba relacionado con lo religioso: "El sueño es que os acerquéis a Dios", les dijo. El deseo ya estaba más enfocado a lo deportivo y a conseguir lo que tantos aficionados quieren de esta temporada: el ascenso. "Sin duda ninguna este año va a ser el que subáis a Primera; el año pasado estuvisteis cerquita, pero creo que este se va a cumplir". Los capitanes, por su parte, ofrecieron a la Santina, vestida con un manto azul, una camiseta del equipo y un ramo de flores. Tras la misa, la plantilla visitó el "puente romano" de Cangas de Onís para completar una bonita del la que salieron bendecidos para empezar la liga.