La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Epígrafe

Paciencia y buenos delanteros

Se ha tenido que volver a cimentar un equipo que tenía los pies de barro, pero queda lo más importante: quienes meten los goles

Paciencia y buenos delanteros

El Oviedo comenzará hoy su tercera andadura seguida en Segunda División con la escopeta a medio cargar. El equipo quedó totalmente desarmado tras el fracaso de la era de Fernando Hierro cuando el balón dejó de rodar hace ya un par de meses en Elche. Era el colofón a una muerte anunciada. La de un equipo que no daba más de sí, que había querido fracasar dos veces seguidas en su intento por, al menos, alcanzar el play-off para luchar por subir a Primera División. Eso trajo consigo la tan reclamada y necesaria purga. Los capitanes fueron abandonando el barco de forma ordenada y Anquela, Martín González y Del Olmo han tenido que volver a cimentar un equipo que tenía los pies de barro y que a la mínima dificultad se venía abajo. Pero su trabajo no ha terminado. Queda lo más importante. La guinda. Lo que da salsa a esto del futbol. Falta el que tiene que meter los goles. Y puede que lleguen por pares.

No es que no haya fe en Toché. Porque el murciano se ha encargado jornada tras jornada de taparle la boca a sus detractores a base de trabajo, esfuerzo y, lo que es más importante, goles. El problema es que no tiene a nadie que le haga sombra. Pero esto del fútbol moderno (quizás en el antiguo pasaba igual pero ya no nos acordamos) hace que los equipos tengan que comenzar a competir en liga antes tener la plantilla atada y bien atada. Por lo que el Oviedo que se verá hoy contra el Rayo Vallecano poco tendrá que ver con el que saltará al césped en octubre o noviembre, mucho más rodado y, se supone, con mucha más pólvora.

La excusa es que hay que esperar. Que los buenos están pendientes de la Primera antes de decantarse por un "segundón". Bien. Si la recompensa es positiva, habrá que armarse de paciencia.

Porque, de momento, a falta de ver cómo se desenvuelven los nuevos lo que más ilusiona es Juan Antonio Anquela. El oviedismo llevaba años pidiendo a gritos un entrenador; alguien con experiencia en la división, con el culo pelao de los banquillos y al que no le tiemble el pulso a la hora de enfrentarse con algunos pesos pesados del vestuario. Parece que el deseo se ha cumplido. El jienense da el perfil, y cumple con todos esos requisitos. Ahora bien, esto del fútbol es muy perro. Y el Tartiere no tiene fama de ser muy paciente y menos aún con los suyos. Paciencia y buenos delanteros, es lo que hace falta.

El resto es una incógnita porque el Oviedo ha tenido que irse muy lejos para tratar de armar un equipo guerrero. La defensa se prevé inédita salvo por, probablemente, Diegui, con lo que las piezas tendrán que ir encajando, fraguando y compactando hasta tener un muro como los que caracterizan a los equipos de Anquela. Si, vale, aquel Alcorcón del "alcorconazo" jugaba muy bien y era un equipo muy rápido que llegaba a línea de fondo con mucha facilidad. Pero al jienense lo que le gusta es tenerlo todo bien amarrado desde bien atrás. Es ahí desde donde se empiezan a ganar los partidos, y quién sabe si es la fórmula definitiva para subir a Primera.

Los mediocentros son otra incógnita una vez deshecha la "parejita" favorita de Hierro, uno anda por Navarra y el otro en Albacete, pero, a cambio, Folch y Mariga prometen lucha y entrega; Hidi, pases largos; y Edu Cortina, Asier y Viti, la clase y las ganas características de El Requexon. Y parece que este año igual vemos algún centro desde la banda. Solo falta algún delantero más que Toché para rematarlo.

Compartir el artículo

stats