Inquebrantable, según la Real Academia de la Lengua Española: "Que persiste sin quebranto, que no puede quebrantarse".

El adjetivo, protagonista en la campaña de abonados, forma ya parte de la sangre azul que, ya se ve en estas páginas, sigue más viva que nunca. Ayer miles de bufandas inquebrantables colorearon un Carlos Tartiere especialmente vivo, bufanda al aire y muchas ganas de Oviedo. En una tarde pegajosamente calurosa, el Fondo Norte del estadio relució de forma especial. Allí estaban, como siempre, los que nunca dejan de animar estrenando una grada de animación que dio quebraderos de cabeza, pero que ayer tuvo un debut destacado. El recinto le da otro aire, banderas y bufandas de arriba a abajo de la tribuna. Los aficionados allí presentes no dejaron de animar.

Hubo 12.531 espectadores en un domingo playero, unos 600 más que en el primer partido en casa el año pasado, frente al Almería en la segunda jornada. Entre la afición, la familia Álvarez.

El abuelo, Rodrigo Álvarez, 59 años, polo del Oviedo y Bermudas. El padre. Rodrigo Álvarez, 34 años, camiseta azul y bufanda. Y la niña, Candela Álvarez, cinco años y cinco de socia, bufanda al cuello cerca de su tímida cara. "El objetivo es el play-off. Hay mucha ilusión porque al menos tenemos un entrenador", relató Rodrigo instantes antes del inicio del choque.

Había ganas de Oviedo, como demostró la cola que se formó una hora antes a las puertas de las taquillas. De camino al estadio, quién sabe si por los atentados de Barcelona, se notó una mayor presencia policial. Había varios furgones en las calles, quizá también para controlar a los 94 bukaneros (grupo radical del Rayo Vallecano) que se desplazaron por su cuenta a Oviedo. Por los aledaños del estadio se dejó ver David Costas, exjugador azul ahora en las filas del Celta. Costas no fue convocado por Unzué el sábado en la derrota frente a la Real Sociedad. Su presencia disparó la especulación porque ya se sabe que el central causó buena sensación en el Oviedo el año pasado y no se vería con malos ojos su vuelta, a día de hoy complicada. También se dejó ver Santi Cazorla entre una grada más azul de lo normal. También volvió al Tartiere el Ayuntamiento de la ciudad, incrustado en alguna vallas de la tribuna, en forma de publicidad. Eso fue una novedad, como la del césped, que estuvo perfecto y no dio que hablar.