A la una y media de la tarde, las inmediaciones del Carlos Tartiere se tiñeron de color azul. Para los 1200 aficionados que viajaron en autobús a Gijón, el derbi comenzó cinco horas antes. La policía había preparado un plan de seguridad para que en el traslado hasta el Molinón no hubiese incidentes. "Hay un convoy con 21 autobuses que irán protegidos todo el trayecto", explicaba a los medios Obdulio Pérez, jefe de la Unidad de Intervención Policial de Oviedo. "Hacer el paseillo desde la estación hasta el Molinón no me parecía muy seguro, yo prefiero este dispositivo aunque hayamos tenido que venir antes", explica Saúl González.

A las dos en punto comenzaba la identificación de los pasajeros que iban a ocupar cada vehículo. LA NUEVA ESPAÑA va a viajar en el primero de la comitiva. "Estoy nervioso es mi primer derbi", confiesa el ovetense Álvaro Suárez. Los autobuses irán directos a una zona neutra en las inmediaciones del campo rival. "A mi hija en un derbi le rompieron los ligamentos del gemelo en el trayecto desde la estación. Cuando ibamos en tren era terrorífico", cuenta Conchita Fernández, ella es la veterana del autobus. "Tengo 63 años y sigo al Oviedo desde que tenía cuatro, he visto de todo pero mi derbi favorito fue uno que ganamos 2- 1 al Sporting. El árbitro se desbordó y Oli voló por los aires", recuerda. Su hija Verónica y su yerno también van al Molinón, su marido, seguidor del Sporting se ha quedado en casa. "No solemos tener problemas por el futbol pero él prefiere no venir. Lo paso peor en el trabajo porque soy la única seguidora del Oviedo. Si perdemos el lunes cojo la baja", bromea.

Poco antes de las tres el autobus se pone en marcha escoltado por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Son casi 30 kilómetros que se han revisado palmo a palmo para evitar sorpresas. Hay agentes apostados en los puentes de la autopista "Y" y en algunos tramos de la carretera. Para suplir los descansos estivales han venido refuerzos de la UIP de otras comunidades autónomas.

Con la Universidad Laboral en el horizonte la locura azul se desata. Móvil en mano, desde las ventanillas muchos inmortalizan la entrada en Gijón. "Espero que haya un ambiente guapo, tengo ganas de llegar y ver el partido. Desde el campo, en directo, un derbi es impresionante", argumenta Carlos González. "La última vez que estuve en el Molinón empatamos, fue en segunda creo", recuerda.

Llegada del autobús del Real Oviedo al Molinón

Llegada del autobús del Real Oviedo al Molinón

En el autobus ya nadie está sentado. Aficionados del Oviedo y del Sporting se ven las caras desde las ventanillas. El viaje toca a su fin. "Llevamos acumulando muchos años los nervios de un derbi pero yo sólo quiero pasarlo bien, espero que no haya altercados", recalca Verónica Fernández.

A las cuatro de la tarde la comitiva azul llega al parking del Molinón pero las puertas del autobus no se abren hasta que todos los vehículos queden situados. Los accesos a esta zona llevan cerrados una hora y media. Enfrente la afición rojiblanca enseña sus colores.

Las fuerzas de seguridad rodean a los vehículos para evitar enfrentamientos. "Tienen que darnos las entradas pero ya tenemos muchas ganas de salir", comentan los aficionados. Los autobuses botan con los saltos de sus ocupantes. Hay impaciencia pero la salida se hace de forma escalonada. Los compañeros de autobus se despiden hasta la vuelta coreando el himno del Oviedo. La primera parte de "la operación derbi" ha terminado. "Hemos puesto las medidas necesarias para que esto sea una fiesta, insisten desde la Policía. El ansiado derbi es ya una realidad.

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Ambientazo para el derbi asturiano en El Molinón