Aquel mal giro de Diego Fabbrini en El Requexón supuso un accidente con efectos vigentes hasta hoy mismo. Porque el italiano era una apuesta decidida de la dirección deportiva por dar un salto de calidad al equipo. El hombre llamado a llevar la pauta. Y porque Fabbrini era el único futbolista que encajaba como un guante en la media punta, un puesto en el que Anquela siempre ha tenido especial mimo. "Un jugador diferente", como le definió César Martín, responsable de relaciones institucionales, en su presentación. Pero la rodilla se quebró y Anquela se le presentó un problema con el que no contaba. Parece que aún sigue el jienense dándole vueltas a la libreta para ver cómo puede cubrir esa zona del campo, pero las buenas prestaciones de Aarón Ñíguez, mientras le duró la gasolina, ante el Cádiz pueden haber solucionado el problema.

Ñíguez cuajó ante los gaditanos un notable encuentro como enlace entre el centro del campo y Toché. Hábil para recibir a la espalda de los pivotes andaluces, la misión del ilicitano fue la de encontrar rendijas por las que mostrar su fútbol. De su asociación con Berjón surgieron los mejores minutos de los azules en una convincente primera mitad a la que solo le faltó el premio del gol. Con el partido avanzado, y el cansancio acumulado en un hombre que acaba de superar una lesión, fue uno de los sacrificados con los movimientos desde el banquillo. Pero se fue dejando un buen sabor de boca.

Anquela busca mantener la estructura sólida en la visita al Albacete, el colista de la categoría, y el atacante cuenta con todas las opciones para repetir como media punta. Él acoge la idea con satisfacción.

"Siempre que estoy en el campo estoy cómodo", contesta con sencillez cuando se le pregunta por la posibilidad de ser alineado por detrás de Toché: "estoy al servicio del cuerpo técnico para lo que quiera. Si me toca de media punta, yo encantado". El ilicitano desvela las claves para cumplir con el rol asignado por Anquela: "Cuando tenemos el balón me da un poco de libertad. Lo que buscamos ante todo es llegar al área, enlazar con la gente de arriba e intentar ser vertical. Lo que quiere de la gente de arriba es, sobre todo, que seamos verticales, profundos y que marquemos las diferencias".

La de Ñíguez en la media punta es una solución que ya había probado el jienense en pretemporada pero que aún no se había visto en la Liga. Ya en la competición, el entrenador había ensayado diversas soluciones. En un par de ocasiones le había tocado a Linares acompañar a Toché y posicionarse unos metros por detrás en determinadas fases del encuentro. Empleó Anquela ese dibujo ante el Rayo y el Reus. En Almería, el sistema mutó a un 4-1-4-1 en el que Hidi y Folch se repartía la labor de media punta. En Gijón le tocó jugar ese papel a Saúl Berjón. Entre todas las posibilidades, la de Ñíguez parece la más natural. Y la que tiene más opciones de seguir vigente.

Pero las soluciones para rellenar el hueco dejado por Fabbrini pueden ir más allá de lo que ofrece la primera plantilla. Ayer se estrenó con el primer equipo Borja Sánchez, también mediapunta. El ovetense, que jugó en cadetes en el conjunto azul, ha llegado este verano al Vetusta cedido por el Madrid. El club tiene puestas muchas esperanzas en él, aunque no se quieren quemar etapas. De momento ya se ha convertido en una de las piezas maestras del filial, segundo en Tercera, a un punto del líder.

También desde el filial reclama su sitio Asier, titular en el partido de Copa precisamente en la media punta. Es otro de los que destacan en el Vetusta y al que se le augura un futuro prometedor en el primer equipo.