Anquela acertó con el trivote que puso de inicio el miércoles ante el Tenerife. Si se mira más allá del resultado -un empate a uno que supo a muy poco a los azules-, el Oviedo fue un equipo que dominó a su rival, al que le costó mucho salir de su campo con el balón jugado, y además consiguió generar peligro en ataque. Los tres mediocentros que puso de inicio el conjunto azul -Forlín, Rocha y Folch- dieron fluidez al equipo y sobre todo le permitieron ser dueño y señor del centro del campo. Es cierto que en la segunda parte ese dominio se diluyó un poco, pero tampoco en la continuación el Tenerife puso en demasiados apuros al Oviedo. Las estadísticas confirman la sensación que tuvo la gente en el campo: 16 remates de los azules por 6 de los canarios, de los cuales el Oviedo tiró 9 a puerta y el Tenerife sólo 3. Además, los azules recuperaron más balones (75 por 62) y dieron más pases (377 por 337) que los isleños.

El cambio de esquema en el centro del campo dio también más libertad en ataque a Saúl Berjón y a Aarón Ñíguez. El ilicitano, liberado de las funciones de mediapunta, se movió por las dos bandas, intercambiándose la posición con Berjón, y los dos cuajaron un buen partido. El ovetense marcó un tanto y Ñíguez fue el mejor del equipo.

Los tres pivotes se repartieron las funciones en el centro del campo. Forlín, al que se le ve cada vez más entonado, se encargó de las labores más defensivas e impidió que el Tenerife moviera el balón con fluidez. Un paso más adelante se situaron Folch y Rocha. El primero hizo una vez más un partido más que correcto, siempre bien situado y controlando el tempo del encuentro. Rocha, por su parte, brilló a gran nivel y fue una pesadilla para sus rivales tanto en defensa como en ataque. Y es que en la primera parte hubo un momento en el que el dominio azul fue total, con un Tenerife incapaz de dar dos pases seguidos y un Oviedo que daba la sensación de poder sentenciar el choque en cualquier momento.

En la segunda parte cambiaron las cosas y el Oviedo bajó un poco su rendimiento. El Tenerife iba por debajo en el marcador y estaba obligado a buscar algo más. Pero la única forma que encontraron de sobrevivir a la superioridad del Oviedo en el centro del campo fue a base de balones largos. Un juego directo que apenas inquietó a los de Anquela.

El propio técnico andaluz reconoció tras el encuentro que le costó hacer los cambios porque lo que estaba viendo de su equipo le gustaba. Unas buenas sensaciones que no se pudieron refrendar con un resultado favorable pero que pueden servir para próximos encuentros.

Lo más cercano que había estado el entrenador del Oviedo al once que sacó el miércoles fue el encuentro del Almería. En ese partido el trivote lo formaron Folch, Rocha y Hidi. Si bien, el húngaro, que ahora está recuperándose de una lesión, hacía más una labor de mediapunta, como la que luego realizó Aarón Ñíguez, y Rocha y Folch formaron el doble pivote habitual.

El esquema que utilizó el miércoles Anquela necesita también de laterales de largo recorrido. Mossa, que ayer formó de titular como lateral izquierdo, aprovechando la ausencia por sanción de Christian Fernández, responde a ese perfil. Ante el Tenerife lo intentó una y otra vez, y aunque sus incursiones ofensivas no terminaron de tener éxito, fue una amenaza que el Tenerife tuvo que tener presente. Cotugno, por su parte, fue más conservador y se limitó a unas tareas defensivas en las que no cometió errores.

El Oviedo puede haber encontrado con este trivote un esquema que le da equilibrio en defensa y que otorga a los jugadores con más talento en ataque una fructífera libertad.