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Qué fue de ellos

De futbolista a profesor

Keith Thompson, extremo en el último Oviedo que subió a Primera, trabaja hoy en el Palacio de Granda coordinando actividades extraescolares y dando clases de inglés

Thompson, ayer, en el colegio Palacio de Granda. JULIÁN RUS

Dicen que uno no es de donde nace, sino de donde pace. El exjugador del Oviedo Thompson es de los que piensan así y por eso se considera ya casi más carbayón que inglés: "Vine al Oviedo con 20 años y tengo 52. Estuve un par de años fuera, pero llevo veintisiete en España y he vivido 23 en Inglaterra, llevo más tiempo aquí del que he vivido allí", explica Keith Thompson, el veloz extremo del último Oviedo que logró subir a Primera División. Asentado en Asturias, con trabajo de coordinador de actividades extraescolares en el colegio Palacio de Granda desde hace ya diez años, Thompson reconoce que es aquí donde tiene su hogar: "En Inglaterra no tengo propiedades".

Padre de cinco hijos, tiene a uno de ellos, Guillermo, jugando en el Oviedo de Liga Nacional juvenil. "Es mediapunta o mediocentro y lleva desde los equipos de pista jugando en el Oviedo", dice orgulloso. Él también hizo sus pinitos como entrenador en categorías inferiores, pasando por el Astur -aclara que antes de 2003-, luego durante bastantes años en La Fresneda con la escuela de fútbol dirigida por Iñaki Artabe, también en la Peña Berto, hasta que más tarde se fue al colegio donde ahora trabaja y donde compagina su labor de coordinador con clases de inglés.

Aunque ahora sea un ovetense más, todavía se acuerda de sus inicios, de cómo llegó a Oviedo sin saber una palabra de español y de la forma en que se fue adaptando. "La gente me trató muy bien siempre en Oviedo, hice mucha amistad con Emilio Durán (ahora residente en Estados Unidos y representante de jugadores de baloncesto), que me hacía de traductor y que venía conmigo a todas partes. Yo le venía muy bien para practicar el inglés y él a mí para que me enseñara español", explica el exfutbolista.

A Oviedo se vinieron con él también sus padres, algo que recuerda ahora con melancolía, ya que su padre falleció el pasado verano. Traerse a la familia pudo ser una forma también de ayudar al proceso de adaptación, siempre complicado en los futbolistas ingleses que vienen a España, aunque él encuentra otra razón: "Soy inglés, pero mis padres son caribeños, con una cultura distinta a la de los ingleses, más abiertos, y la verdad es que la adaptación no me costó demasiado. Ingleses la verdad es que se quedan pocos, Robinson, yo y poco más".

A Thompson le lastraron sus problemas físicos y no pudo disfrutar del ascenso que consiguió en 1988 con los azules. "El último año, el del ascenso, ya tuve bastantes problemas de rodilla, yo era el jugador número doce, el que más salía desde el banquillo", explica. Después volvió una temporada a Inglaterra y después pasó por otros equipos de Segunda, como el Avilés y el Toledo. Pero el centro de su vida siempre estuvo en el mismo lugar. "En Oviedo siempre tenía mi casa", insiste.

De su etapa de futbolista ha conservado amigos, como Chus Hevia y García Barrero, y coincide con muchos otros excompañeros, como Sabino Zubeldia, Joaquín -con el que estuvo en el Oviedo y en el Avilés-, José y Vili. Él está a otras cosas, pero sí que reconoce que le gustaría ver "a más exjugadores del Oviedo trabajando en el club".

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