Juan Carlos, portero del Oviedo, vive con un foco encima. El meta balear, irregular a lo largo del curso, soporta un runrún incómodo desde el inicio. Como cada jugador que está en la diana, sus fallos, que los tiene, resuenan más que sus aciertos, que los tiene también. El debate, que lleva meses incrustado en la calle, llegó ayer por fin a la sala de prensa. Anquela echó un capote inteligente al meta, como era de esperar. "Tengo dos porteros excelentes", empezó, " a mí me cuesta ir cambiando. Yo he confiado en un portero porque el año pasado se lo ganó sobradamente. Lo que hay que hacer es darle tranquilidad y paciencia", pidió, pero tampoco se cerró a cambios, bien porque Alfonso Herrero acelere o bien porque se pueda llegar a plantear, si se plantea, la incorporación de un meta en invierno. "Si llega un momento en que hay que cambiar, se cambiará. Pero hay que estar tranquilos y pacientes. Si nosotros empezamos a dudar, entonces ya estamos con problemas".

El técnico también habló de Forlín y dijo algo que sorprendió: que se fichó como pivote. "Lo trajimos porque era pivote defensivo. Jugó 129 partidos en Primera y la inmensa mayoría de pivote defensivo. Puede jugar en varias posiciones y eso lo hace importante".