En pleno centro de Madrid, muy cerca de la glorieta de Bilbao, hay un lugar donde el Real Oviedo es religión. Se llama 100 Gaviotas y es un bar más bien de copas, con buena cerveza y a veces palomitas de aperitivo, no muy luminoso y con dos espacios diferentes y dos plantas. En la de detrás hay dos pantallas grandes de televisión. Cada vez que juega el Oviedo, como sucedió ayer, aquello se convierte en un improvisado Carlos Tartiere. Los gritos se oyen desde la calle.

Sabe la colonia azul en Madrid, cada vez más numerosa, que en el 100 Gaviotas se vive el oviedismo de forma natural. Allí se ubica la sede de la Peña Azul Madrid, una de las más grandes fuera de Oviedo, fiel en casi todos los partidos a la redonda de la capital española. Son oviedistas exiliados de cuerpo, no de alma. No de corazón. Allí el Oviedo se siente. Está presente.

Una de sus responsables se llama Vanesa García, ovetense, residente en Madrid. Fue una de las fundadoras de esta peña que nació en el año 2009. "Éramos ocho o nueve al principio", rememora mientras reparte las entradas. A su lado está Héctor Domínguez, otro de los fundadores, hoy vicepresidente. Cuenta Héctor que el grupo tiene hoy 116 inscritos y que hasta hace un año estaban ubicados en Casa Mayor, un restaurante más al norte de Madrid. "Se nos quedó pequeño y nos tuvimos que mudar", explica este oviedista.

Ayer, antes del partido, no había quien entrara en el bar. La jornada fue la típica invernal en Madrid. Frío seco, a veces cortante, con rayos engañosos durante el día, sin lluvia. Fue viernes y eso se notó. Sin tiempo que perder, el grueso de los peñistas azules se citaron en el bar a las seis de la tarde. A esa hora, no había sitio en el bar. "Vivimos lejos, pero tenemos la misma pasión. Somos muy del Oviedo", apunta Héctor.

Ayer, viernes noche, más de 200 personas de este grupo desafiaron al intenso frío, no más de cinco grados, para calentar al equipo desde una tribuna. Ellos se unieron a los cerca de 300 llegados desde Oviedo y otros puntos de España. El Oviedo nunca está solo. Y menos en Vallecas.

"Confío mucho en este equipo, pase lo que pase hoy", aventuraba antes del partido Enrique Madera, madrileño en Madrid, bufanda al cuello. "Este año ya hay sensación de equipo. Lo otro (por el año pasado) era una banda", apuntaba Gabriel García, procedente de León.

Los oviedistas, casi medio millar, se hicieron notar por los aledaños de Vallecas hora y media antes del inicio. Algunos llegaron escoltados por seguridad. "¡Allá donde estés, yo te animaré!" se escuchaba desde la tribuna. Allí estaban Christian, Chus, Adrián y Héctor, llegados de Oviedo; también Gustavo, Carolina y Jorge, residentes en Madrid y orgullosos de un equipo en el que, por fin, ya confían. Ataviados con bufandas y banderas, alegres como corresponde a un viernes por la tarde, los aficionados del Oviedo dieron calor a su equipo, otra vez más, en una demostración de oviedismo.