Uno se imagina a Anquela como una especie de brujo, echando los ingredientes en una cazuela hasta dar con la pócima mágica. De probar con distintos elementos surgió una defensa de tres centrales que ha lanzado al Oviedo a los primeros puestos. Luego, uno habla con el entrenador, le pide que le explique el camino a esa fórmula y se encuentra con una respuesta menos fantástica. "Yo analizo la plantilla que tengo y pienso 'podemos jugar así'. Y voy probando cosas". Donde uno esperaba encontrar magia, choca con el sentido común.

Juan Antonio Anquela es eso, sentido común. Cayó de pie en Oviedo con un discurso accesible para el aficionado. Pero solo ha terminado de ganarse el afecto con los resultados. Así funciona este mundo. Anquela atiende a LA NUEVA ESPAÑA en El Requexón en el mejor momento de la temporada. Pero no hay concesiones a la euforia. Las respuestas huelen a fútbol de antes, el de botas negras y futbolistas con pelo en las piernas. Y a sentido común.

- ¿Cuál es el saldo hasta la fecha?

-Al equipo lo veo bien, sigue una trayectoria lógica, con altibajos, pero ahora atravesamos un buen momento. La idea es prolongar ese buen momento.

- ¿El Oviedo ya tiene el "sello Anquela"?

-Me gustaría pero no es fácil. Soy exigente, queda trabajo por hacer. La clave es dar pasos hacia adelante. Nos queda margen de mejora, como a todos los equipos de Segunda. Estoy contento pero hay que seguir creciendo, apretando y manteniendo la humildad.

- Si así es tercero, con margen de mejora?

-A mí me gustaría mantenernos como mínimo ahí pero no será sencillo. Siempre lo digo: lo difícil no es llegar a las posiciones de play-off, sino mantenerse en ellas. Estamos a la mitad del camino y está lleno de dificultades.

- Y eso que ha habido muchas bajas?

-Hemos tenido ausencias todo el año y no nos hemos quejado. Todos los equipos tienen problemas, no somos una excepción. Para eso está una plantilla amplia y compensada. Estoy tranquilo con estos jugadores.

- ¿La seguridad defensiva es su gran batalla desde el verano?

-Sí, como muchos entrenadores. Yo busco el equilibrio. A los que más exijo, lo veis en los entrenamientos, es a los futbolistas ofensivos. Exijo mucho sin balón y con él y la clave es encontrar el equilibrio.

- ¿Y por qué ahora el trabajo defensivo funciona ahora y antes no?

-En pretemporada estuvimos perfectos defensivamente. Y empieza la Liga y falla. El trabajo es el mismo pero fuimos poco a poco modificando cosas. Pasamos a defender con tres centrales. Introdujimos detalles. Ahora el equipo está cómodo. Los resultados te hacen crecer.

- El equipo es serio.

-Es la sensación que me da desde la banda. Se vio en Huesca y en Vallecas, en dos campos complicados. Dimos un gran nivel. Pero ese nivel hay que darlo cada domingo.

- Mantener ese ritmo en el Tartiere tampoco parece nada sencillo.

-Y eso que empezamos La Liga con una derrota totalmente injusta. En los dos partidos ante el Rayo merecimos más puntos. Pero no le doy más vueltas, solo me centro en el día a día, en estar preparado para la siguiente batalla. A mis futbolistas les pido trabajo, humildad y que en el campo sepan lo que hay que hacer. En algunos momentos lo hacemos bastante bien.

- ¿Cómo llega al sistema de tres centrales? ¿Qué le impulsa al cambio?

-Vamos a ver, yo he jugado seis liguillas de ascenso con ese sistema. En el Jaén jugábamos así. Vamos mirando, os lo dije el primer día: llego, miro lo que tengo y digo: "Podemos jugar así". Me voy adaptando a las circunstancias. Creo que el equipo está compensado así, pero ha rendido casi siempre a muy buen nivel con todos los sistemas.

- Pero con tres centrales no ha perdido ni un partido...

-De eso se trata, de adaptarnos.

- A los de arriba se les ve más liberados. ¿Es la dinámica del equipo o ayuda el sistema?

-Si la gente que juega arriba no se libera no tendríamos el equilibrio. Yo quiero que mi equipo ataque. Incido en la defensa, es verdad, pero luego quiero que mi equipo juegue.

- ¿Que "los buenos" (Aarón y Saúl) hayan entendido lo que quiere es uno de sus mayores triunfos?

-Hay que seguir picando piedra ahí (risas). Nos faltan cosas. Han mejorado muchísimo pero es verdad que al nivel que yo les pido no pueden aguantar más de 60 ó 70 minutos.

- ¿Qué le dicen ellos?

-Poco, poco. Estos dos hablan poquito. Quiero que sigamos siendo un equipo y que pensemos que cada partido es una batalla.

- ¿Qué es lo que más le gusta de su Oviedo?

-Lo que más me gusta es el club en general. Su gente, dónde entrenamos, los medios de los que disponemos...

- ¿Se imaginaba una afición tan pasional?

-No. Tanto, tanto, no. Desde el primer día, en Oviedo olí algo distinto. Aquí la gente es del Oviedo. No veo a niños con la camiseta del Madrid y Barcelona, hombre algún despistado hay, pero aquí los niños llevan la camiseta del Oviedo. Aquí la gente siente al Oviedo, y con eso no se juega.

- ¿Es la plaza más pasional de las que has estado?

-(Hace una pausa larga antes de contestar). ¿Pasional? Sí. Bueno, por número de gente me refiero. Pasión hay en todos los sitios con más o menos gente. Aquí lo que percibo es unas raíces muy fuertes. Vienen de atrás. Y eso es lo que nosotros debemos respetar siempre.

- ¿Tiene la sensación de que caído de pie en Oviedo?

-Sí. He tenido mucha suerte. Pero como decía aquel: cuanto más trabajo, más suerte tengo. Todos los días le doy gracias a Dios de venir a trabajar a un sitio en el que estoy muy a gusto y de tener todo lo que hay detrás.

- ¿Qué le dice la gente por la calle?

-Más que lo que dicen les veo la cara, que es lo que refleja el sentimiento. Les veo que sienten los colores.

- En Oviedo hubo muchos entrenadores en la etapa del barro que se quejaban de una presión excesiva. La famosa ansiedad del Tartiere. Usted utiliza ese argumento como un refuerzo positivo.

-Es que no tengo ninguna queja, al revés. Si no sabemos vivir con las circunstancias que rodean a este club no somos futbolistas. Lo primero que les exijo a los jugadores es estar a la altura de los que van a nuestro estadio. La gente pide que el equipo tenga corazón y alma. No hay más historia.

- ¿Algo a mejorar?

-No me quejo, ya mejoraremos lo que nos falta. Estoy seguro.

- Mercado de invierno. Parece que viene un delantero...

-Hombre, tenemos dos delanteros, y el otro es Steven que tiene que seguir metiendo goles en el filial. Con dos vamos justitos. Si cae uno, no tenemos a quien llevar. Pido que Toché se ponga bueno, que Linares siga trabajando como hasta ahora. Y si viene uno, que mejore lo que hay.

- ¿Y uno para la banda?

-Lo que no quiero es una plantilla de 25 jugadores. Quiero a la gente metida, implicada. Si no, acabamos liándonos. No debemos caer en ese error.

- Ya tiene un fichaje: Fabbrini.

-Ojalá. Y que la vuelta de Toché sea definitiva. Estoy ilusionado con eso, con que se suman todos. Lo único que pido es que mantengamos el nivel y la pelea.

- ¿Cómo está viendo la Segunda?

-Me da la impresión de que este año el campeonato está ahí para quien lo quiera coger. Hay dos equipos, los dos primeros, que son los mejores y lo quieren coger. Debemos intentarlo. A ver si somos capaces de estar arriba.

- ¿Hay algo que le haya sorprendido de la categoría o tiene todo ya muy visto?

-A estas alturas no me sorprende nada.

- ¿Ni el Huesca?

-¿A mí? No tenía ninguna duda de que estaría arriba. El año pasado ese equipo jugó play-off y no tuvimos la suerte de que los delanteros estuvieran afortunados. Y este año traen dos delanteros muy afortunados, el bloque es el mismo y el entrenador sabe lo que quiere. Y el Cádiz, ni te cuento. Ya el año pasado hizo un temporadón. Son muy complicados. A ti te dicen, ¿con qué equipo no quieres jugar? Diría el Cádiz. Como el año pasado hubiera dicho el Getafe.

- ¿Algún equipo le ha decepcionado?

-Algún favorito parece que está por detrás pero está ahí. En un partido se mete. El 14º de la tabla hoy se puede meter en el play-off perfectamente.

- En dos semanas habrá derbi. ¿Qué poso le dejó el de la primera vuelta en El Molinón?

-Muy bueno. Tengo la imagen grabada de ver a mis azules ahí, en un fondo del campo casi lleno. No se arrugaron y apretaron en todo momento. Y recuerdo ver a mi equipo que nunca se vino abajo. Viendo a esa gente que tenemos detrás hay que tener poca sangre para no sentir lo que transmiten.

- Echemos la vista atrás. ¿Está más orgulloso del Anquela jugador o entrenador?

-Del Anquela persona. Soy muy normal, está feo decirlo, pero estoy orgulloso de ser así. Lo otro son circunstancias. Como futbolista hice lo que pude y como entrenador hago lo que puedo y lo que me dejan.

- ¿Al Anquela futbolista le hubiera gustado jugar en la época actual?

-Cinco minutos. Nada más. Cinco minutos para presionar arriba, para morder. Seguramente a los cinco minutos estaría muerto... Porque estos, los de hoy en día, son mejores que yo.

- Diferentes, ¿no?

-Sí, el fútbol es distinto, no se puede comparar nada. Pero me gustaría esos cinco minutos para apretar y que los rivales no pasen del centro del campo. Porque eso es lo que más se valora en el campo: Cuando un delantero se deja el alma presionando. ¿Los goles? Sí, son importantes. Pero los compañeros se quedan con otras cosas: con los que se dejan el alma.

- ¿Se ve representado en algún futbolista actual?

-Es que es diferente. Yo empecé en la banda y acabé como delantero. Al principio no tenía ni idea como delantero pero vi que espabilaba o me llevaba la corriente. Según pasaban los años era mejor jugador. Creo que llegué a ser muy buen futbolista cuando ya me estaba retirando. Yo, al Anquela jugador, no le pondría ni un minuto. Si me hubieran explicado las cosas en su momento quizás... El futbolista es egoísta por naturaleza. Yo lo era, aunque era trabajador, un currante.

- ¿Qué echa de menos de aquella época?

-Ahora hay más mentira. El jugador actual es muy mentiroso, muy mentiroso, muy mentiroso. Eso desespera. En el campo, me refiero. Se tiran una y otra vez, y eso a mí me saca de quicio. No puedo con los futbolistas mentirosos. Antes éramos más rectos. Aunque ahora se juega este fútbol y toca adaptarse.

- ¿Se imagina jugando ahora y subiendo fotos a Instagram?

-¿Yo? Imposible. No tengo ni fotos de mi época. Solo las que me han mandado algunos amigos. Mi mujer guardó algunas cosas, yo no coleccioné nada. Ahora sigo igual. Tengo el teléfono para el whatsapp y para llamar. No tengo nada más.

- ¿Sigue metiendo todos los lunes las alineaciones de Primera, Segunda y Segunda B en su ordenador?

-No, me lo he quitado. Llevaba muchos años haciéndolo y este año dije 'se acabó'. Me llevaba mucho tiempo y, además, y esto no debería decirlo, me obligaba a comprar un periódico (risas). Fue voluntad mía, me estresaba. Aunque sabía los que jugaban en el Mirandés, en el Gernika... Todos. Me gusta salir a caminar, por ejemplo, y eso me privaba de otros placeres.

- ¿Le cuesta desconectar del fútbol?

-No desconecto. Intento ir a andar pero normalmente ni eso, me quedo en casa y preparo la semana, veo partidos del rival, lo analizo.

- ¿La familia qué le dice?

-Es que mi problema es que la familia está fuera, vivo solo. Mi mujer estuvo en Navidad, algunos días, trato de desconectar cuando está ella. Intenté que saliéramos a ver lo bonito que es Asturias.

- ¿Qué es lo que más le ha gustado de Asturias hasta ahora?

-Me gusta todo. No había estado de vacaciones, solo para jugar, y me está encantando.