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Centrocampista del Albacete y exjugador del Oviedo, visita el sábado el Carlos Tartiere

Jon Erice: "A Egea no se le hizo la cama, imposible, íbamos terceros"

"En el enfrentamiento con un aficionado actuaba como padre y como marido, no como futbolista; debí hacerlo de otra manera"

Jon Erice, en un partido con el Albacete. ALBACETE BALOMPIE

Hace casi un año, el 19 de febrero de 2017, Jon Erice (Pamplona, 1986) levantó al Tartiere con un zurriagazo desde la frontal que valió la victoria contra el Getafe. Acto seguido lo enfadó con la celebración: el navarro señaló a la grada con rabia. Esa acción, gol y polémica, sirve como metáfora de su paso por el Oviedo: titular las cuatro temporadas con todos los entrenadores, importante sobre el césped y uno de los héroes del ascenso en Cádiz. Pero también escrutado el primero por la grada, incómodamente observado, casi siempre para lo malo.

Para buena parte de la afición, Erice fue uno de los culpables de la abrupta salida de Sergio Egea (marzo 2016). Luego siguió como capitán hasta que al final de la temporada pasada se enfrentó públicamente, en mitad de la calle, con un aficionado. Le fue a buscar al trabajo para reprocharle, dice, ofensas a su familia y a sus tres hijos. Fue su final de azul. El Oviedo le apartó y encontró acomodo en Albacete, con quien visita el sábado el Tartiere, la primera vez que lo pisa tras su salida. Antes, analiza con LA NUEVA ESPAÑA su etapa de azul. A través del teléfono, habla pausado y directo. No regatea ninguna pregunta.

- ¿Cómo está en Albacete?

-Muy contento. Estoy teniendo la confianza del entrenador (lleva 24 partidos disputados). Y en la ciudad, a gusto con mi familia: colegio, extra escolares...

- ¿Muy distinto a Oviedo?

- Es una ciudad con estructura distinta. Mucha gente trabaja en Madrid. Oviedo es más parecida a Pamplona.

- ¿Nota mucha diferencia entre los clubes?

-A nivel mediático y social. El Albacete es más familiar. El día a día es más tranquilo.

- ¿Hay menos presión?

-Mi exigencia es la misma. Pero a nivel de repercusión, sí.

- ¿Sigue al Oviedo?

-Sí, siempre que puedo. El Oviedo es especial para mí.

- ¿Qué Oviedo espera?

-Intenso, que no arriesga nada. Basa parte de su fútbol en enganchar con Saúl Berjón y Aarón. Y es fuerte a balón parado.

- Viene de perder en Cádiz. ¿Mejor o peor?

-Le falló el físico por la expulsión de Rocha. Pero podía haber ganado. No le va a afectar. Ya se encargará de ello su entrenador.

- ¿Qué le parece Anquela?

-Un tío que tiene muy claro lo que quiere, lo que se necesita y en qué categoría está.

- El Oviedo lleva siete triunfos consecutivos en casa.

-Es de los tres campos más difíciles de la categoría. El año pasado ganábamos mucho también.

- ¿Qué sentirá cuando vuelva a pisar el Tartiere?

-Alegría, nostalgia... Una mezcla muy fuerte de sentimientos. Fue la mejor etapa de mi carrera a nivel personal y profesional. Mi familia considera Oviedo su segunda casa. Mis hijos se han criado allí. Eso no tiene precio.

- ¿Qué recibimiento espera?

-Pues no lo sé, la verdad. Soy un jugador que ha dado todo por el Oviedo, que ha sido capitán, que ha estado orgulloso de representar al equipo y que ha jugado con todos los entrenadores, lo cual quiere decir que he dado rendimiento. He sido feliz. De verdad.

- ¿Los pitos motivan o asustan?

-Yo voy con el Albacete a intentar ganar. Si recibo pitos quizá sea un extra de motivación por sentir un partido de élite en un estadio de élite.

- Se fue del Oviedo después de enfrentarse con un aficionado en plena calle. ¿Usted era consciente de que tenía todas las de perder?

-Tras el partido del Sevilla Atlético, que todo el mundo vio, se atraviesan unas líneas que yo, como persona, creía que no se debían permitir. Se entra en mi familia y en mis hijos. En ese enfrentamiento actuaba como padre y como marido, no como futbolista. ¿Tengo las de perder? Posiblemente. Pero lo hice. Al Oviedo siempre le estaré agradecido.

- Visto con perspectiva, ¿se arrepiente de aquella decisión?

-Más que arrepentirme, es posible que debiera haber actuado de otra manera. Pero es injusto para mí ponernos a hablar de hipótesis. Tomé aquella decisión y no se puede cambiar.

- Fue apartado inmediatamente del Oviedo. ¿Guarda rencor a alguien en el club?

-No, qué va. Para nada. Nunca reprocharé nada a sus rectores. Al contrario. La realidad es que después de irme de allí me llamaron todos del club excepto dos personas. Eso es una prueba de que lo que he hecho se ha valorado mucho a nivel interno. Hay muy buena gente trabajando allí, muy buen proyecto. La línea es muy buena

- ¿Qué dos personas dice que no le llamaron?

-El presidente, Jorge (Menéndez Vallina), y Arturo Elías. Es cierto que Arturo está en México y todos los temas en Oviedo yo los trato con Joaquín (Del Olmo), que es el encargado de lo importante. Si le soy sincero, después de las pancartas que sacaron ante el Sevilla Atlético ("Un buen capitán nunca hunde su barco", rezaba en aquel partido una desplegada por Symmachiarii) podía esperarme no recibir la llamada del presidente. Respeto mucho a Jorge. Cada uno acepta su papel.

- ¿Guarda rencor a los aficionados que le señalaron?

-Tampoco. Para nada. El runrún contra mí se fue produciendo y quizá yo no supe pararlo. Creo que faltó comunicación desde el principio. Mi parte de culpa fue no haber sabido, o no haber podido, atajar una serie de rumores que se crearon en torno a mi persona y que eran todos falsos.

- ¿No haber podido?

-Cuando se fue Sergio Egea (marzo de 2016) yo quería dar una rueda de prensa permitiendo preguntas de todos, para aclararlo todo. Es verdad que, sabiendo quién y cómo me iban a hacer las preguntas, la rueda de prensa no hubiera servido de mucho, pero yo sigo pensando que habría sido lo mejor. Nunca esquivo preguntas polémicas. Me puedo equivocar, pero eso nunca lo hago.

- ¿Por qué no dio esa rueda de prensa?

-Mucha gente del club pensaba igual que yo, rueda de prensa con preguntas para aclararlo todo, pero una parte del vestuario consideraba que era mejor un comunicado sin preguntas. Yo tenía claro que el que calla otorga y que eso a la larga no era lo mejor para el grupo. Se podía haber hecho de otra manera, pero se decidió hacer así. Ya es pasado. Ahora lo importante es que el Oviedo sigue creciendo y que la rueda no para. El club está por encima de todo. Esto no es eterno para nadie.

- ¿Se le hizo la cama a Sergio Egea en el vestuario?

-No, es imposible, íbamos terceros. Yo le puedo hablar a nivel individual. Ese equipo iba tercero, estaba rindiendo. ¿Era más bonito que jugaran otros jugadores? Pues a lo mejor sí. Pero, a partir de ahí, cada uno sacó sus propias conclusiones.

- ¿Qué jugadores?

-Yo nunca tuve problemas con nadie en el vestuario.

- ¿Qué pasó en Mallorca?

-Salimos a cenar y a tomar algo varios compañeros (casi todos los convocados menos 3 ó 4), tanto con permiso del club como del entrenador. Estando en una discoteca, reaccioné ante una situación que creía inapropiada en un equipo profesional de fútbol y crucé unas palabras con un compañero suyo. Al día siguiente, yo mismo hablé con Joaquín Del Olmo explicándole lo sucedido y posteriormente con su compañero para pedirle disculpas, que aceptó. Todo lo demás, detenciones, calabozos, peleas... es falso.

- ¿Mantiene buena relación con sus excompañeros?

-Hablo con muchos. Rocha, Juan Carlos, Verdés, Toché... Son relaciones que han quedado ahí. Amistad trabé con Susaeta (compañero hoy en el Albacete). La amistad necesita mucha relación.

- ¿Qué relación tuvo con Esteban?

-A nivel personal no hay relación. Pero yo nunca tuve problemas con él.

- ¿Ha vuelto a hablar con Sergio Egea desde entonces?

-No. Nunca lo conseguí y me sorprendió. Quise estar en su rueda de prensa de despedida, pero por circunstancias no pude. Me hubiera gustado poder hablar con él en persona. Teníamos buena relación. Mantuve muchas charlas con él y siempre le tuve un respeto máximo.

- ¿Considera que se ha sido injusto con usted?

-Yo, cuando llegaba a casa cada día, estaba muy tranquilo. Tuve siempre el respaldo de los entrenadores, del propio Sergio (Egea) el que más. Actué en el episodio final cuando consideré que se me atacaba en lo personal, no en lo deportivo.

- ¿Vio el derbi ante el Sporting en el Tartiere?

-Sí. Volvíamos de jugar de Lugo y lo vi en el autobús con Néstor (Susaeta). El ambiente que transmitía el Tartiere era espectacular. Sentí nostalgia. Fueron muchos años peleando para poder vivirlo.

- ¿Quiere que el Oviedo, ya sin usted, suba a Primera?

-Por supuesto. Ojalá suba cuanto antes. Lo digo de verdad. Yo le estaré siempre agradecido. Me debo al Albacete, pero soy de Osasuna, que es mi equipo desde pequeño, y del Oviedo. En Oviedo se va al límite cada día. Su afición es algo extraordinario, fuera de lo normal. Un sentimiento que va mucho más allá.

- ¿Cómo le contará a sus nietos su paso por el Oviedo?

-Un trayecto intenso, que me llenó muchísimo. Un jugador que ha jugado en el Oviedo y que ha vivido el Oviedo está preparado, a nivel mental, para la gran mayoría de los equipos.

- Tiene 31 años y uno más de contrato con el Albacete. ¿Qué quiere hacer después?

-Mi futuro lo veo ligado al fútbol. En un organigrama.

- ¿De entrenador? ¿De representante?

-No, representante no. Más bien en el organigrama técnico. Entrenador, ayudante, director deportivo...

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