El poso de amargura con el que Anquela se lamentaba al final del choque ante el Albacete ("parece que predico en el desierto") fue seguido por una reflexión interesante de Christian Fernández, uno de los que no se muerde la lengua ante los micros: "Es el momento de dejar esa ola de euforia que se propagó tras el derbi y centrarnos". La afirmación del zaguero admite matices pero es respaldada por los números. Con un punto sumado de los últimos seis en juego, el Oviedo ha ralentizado un ritmo imparable que en diciembre le lanzó y que en enero le mantuvo como unas de las opciones más sólidas al ascenso directo a Primera.

En realidad, el ritmo azul empezó a descender con el cambio de año, no después del derbi. El fin de 2017 había dejado una magnífica dinámica que había lanzado a los azules: cinco victorias consecutivas. El inicio de 2018 vino con curvas, con dos salidas consecutivas a dos de los escenarios menos productivos para cualquier equipo de Segunda. En El Alcoraz y Vallecas el Oviedo cosechó mejores sensaciones que botín, 2 puntos. Y la cosa se mantuvo con el genial rendimiento en casa, victoria ante el Almería (2-1). El empate ante el Reus (0-0) precedió a la victoria más celebrada de los últimos tiempos, ese 2-1 ante el Sporting al que Christian hace referencia para explicar los últimos problemas de los azules.

En realidad, la mala imagen carbayona se centra en los 90 minutos de Albacete. Lo sucedido en Cádiz, perder ante el segundo cuando juegas desde la media hora con un futbolista menos, entra dentro de lo entendible. Contra el Albacete el cálculo pasaba por los tres puntos, pero el equipo nunca es tuvo cómodo ante un pegajoso conjunto manchego, dueño de las segundas jugadas y férreo en su área.

El primer tiempo fue el que enfadó especialmente a Anquela. Fueron 45 minutos en los que el Albacete fue el equipo más adulto sobre el terreno de juego. "Las segundas jugadas son un factor muy importante y en la primera mitad ganamos una o ninguna", lamentó el técnico. Sí reaccionó el equipo tras el descanso, al menos en ese apartado, aunque sin suerte en el área rival. El Albacete salió sin apenas rasguños y con un botín celebrado. Del Oviedo fue la posesión (56,2% por el 43,8% de los manchegos), mientras que el Albacete dominó la disputa: ganó más duelos (70 por 68 de los azules) y recuperó más balones (73 a 71).

El empate sirve como advertencia para el Oviedo. También le acerca un poco más al segundo puesto (un punto más cerca), tras la derrota del Cádiz (1-0 en Soria). La Segunda División apenas entiende de favoritos, se ve cada fin de semana. Con el final de temporada acercándose, cada partido se convierte en una batalla por los tres puntos. De ahí los avisos previos de Anquela ("hay que prepararse para sufrir) y de ahí los lamentos posteriores del técnico. El punto permite al menos a los azules seguir navegando cómodamente en la zona de play-off, con el segundo puesto a una distancia controlada. El empate debe servir además como sabia lección para el futuro inmediato: en Segunda no se puede bajar la intensidad.