La presión de cuatro oviedistas insistentes ha podido por una vez con Miguel Uriol. Socio del Huesca y aficionado al Zaragoza, por una vez se alinea con los seguidores del Oviedo. Luce con orgullo una bufanda del conjunto azul por la plaza del Pilar, lugar de encuentro oviedista en las horas previa al choque ante el Zaragoza. "Esta vez hago la excepción y voy con el Oviedo", dice ante el alborozo de los que le acompañan. Está con él su amigo Pablo de la Puente, el que le ha convencido para cambiar de colores por un día, y sus compañeros de expedición Octavio Fernández, Nacho Álvarez y Fernando Morán. No son los únicos que tiñen de azul la ciudad maña. Unos 500 oviedistas dejaron ver sus enseñas todo el día por Zaragoza y se dieron cita después en La Romareda para animar a los de Anquela.

La mayoría llegan desde Asturias. Por una vez, el horario sí acompaña. Las cuatro de la tarde no es una hora cómoda para acudir al campo, hay muchas sobremesas y siestas que se rompen, pero al menos facilita el viaje de regreso a tierras asturianas. Muchas peñas han optado por viajar en autobús. Es el caso de las peñas Herrero, Casuca y Olivares, que logran llenar un autobús de 55 plazas. "Hay que sumar fuerzas por el Oviedo", comenta Ana Tejero, de la Casuca. El plan de viaje es sugerente: salen el sábado, paran a comer en Haro (La Rioja) y llegan de tarde a la ciudad maña, donde hacen noche.

El domingo es tiempo de visitas y la plaza del Pilar se convierte en el centro de operaciones. Hay muchas camisetas, bufandas y banderas azules. También dentro de la basílica de Nuestra Señora del Pilar. Los oviedistas tienen algunos deseos. "Le hemos pedido ganar y que nos ayude con el ascenso", relata Manoli García, de Limanes. Pertenecen a la peña Olivares. El optimismo planea en las horas previas. Marite Llames, de la peña Iris y que va a ser abuela en los próximos meses, apuesta por la victoria. Tino Piquín se atreve con un resultado: "Vamos a ganar 0-2". El pronóstico no tuvo éxito.

Futbolísticamente las cosas no salieron como deseaba el medio millar desplazado a Zaragoza. El 2-1 chafa las expectativas de la optimista expedición. Consumada la derrota, la afición recoge sus bártulos y regresa por carretera a Asturias. Otros lo hacen a Barcelona o Madrid. Se van de Zaragoza pero queda una misión por cumplir: que la Pilarica se porte y empuje a los azules al ascenso.