Cuando las cosas marchaban mal en la primera vuelta, Anquela tomó la decisión de dar un cambio de rumbo y modificar el sistema. El Oviedo pasó de jugar con cuatro defensas a hacerlo con cinco. El cambio funcionó y los azules pasaron de ser un equipo que recibía demasiados goles a estar entre los más sólidos de la categoría. Y, por encima de todo, los resultados empezaron a acompañarles. Dos factores hacen que Anquela se pueda plantear una vuelta al plan original: el Oviedo lleva cuatro partidos sin ganar y ha regresado Fabbrini.

Una de las principales razones que empujaron al entrenador del Oviedo a dar ese cambio de dirección estuvo en los futbolistas de los que disponía. Anquela había perdido a Fabbrini por lesión y eso le trastocó los planes. Le faltaba ese futbolista que podía hacer la labor de segundo delantero, de enganche con el ariete. Con el sistema de cinco defensas, el Oviedo se convirtió en un equipo más directo, en el que los laterales cumplen una función ofensiva y en el que Aarón Ñíguez, partiendo desde la derecha, y Saúl Berjón, desde la izquierda, se encargan de conectar con el punta, ya sea Linares o Toché.

Los resultados han dejado de acompañar en las cuatro últimas jornadas, pero aún así las señas de identidad del Oviedo se han mantenido y no es seguro que Anquela vaya a cambiar radicalmente mañana (21 horas) ante el Tenerife. Pero el problema que ahora tiene el técnico azul es cómo encajar a Fabbrini en el actual sistema. El italiano jugó su primer encuentro de titular el viernes ante el Barcelona B y mientras le aguantó el físico fue el mejor del equipo. Fabbrini sustituyó a Saúl Berjón, que cumplía un partido de sanción. El ovetense ya está de vuelta y el hueco para Fabbrini en el actual sistema estaría o en el lugar de Berjón o en el de Aarón Ñíguez, dos de los fijos. El italiano podría volver mañana al banquillo, pero tampoco hay que descartar un cambio de sistema, sobre todo teniendo en cuenta que Folch no podrá jugar.

La opción de regresar al plan original está encima de la mesa. Adelantar un poco a Forlín para que acompañe a Rocha, colocar delante de ellos una línea de tres con Berjón, Fabbrini y Ñíguez, y en punta a Toché. Los cuatro de atrás serían los mismos, pero sin Forlín, algo más adelantado. Esta opción obligaría a los dos laterales, Diegui Johannesson y Mossa, a ser algo más cautos a la hora de subir a atacar. Una posibilidad que además contaría con el efecto sorpresa, puesto que el Tenerife espera a un Oviedo con cinco atrás. Una opción que podría servir también como recurso durante el partido, dependiendo de cómo vayan las cosas.

Las sensaciones que dejó Fabbrini en el encuentro ante el Barcelona B fueron las de un futbolista diferente, un jugador que encuentra líneas de pase donde ningún otro es capaz de verlas. Anquela quiso ayer restar importancia a su actuación individual y se centró en el equipo. Pero lo cierto es que este Oviedo puede ser mejor con Fabbrini. Sólo falta que el italiano terminé de coger el ritmo de competición que aún le falta y que Anquela le encuentre un hueco. Y para eso será necesario o un cambio de sistema o sacrificar a uno de los fijos.