Durante la mayor parte de la temporada, el Oviedo de Anquela se caracterizó por su afán de supervivencia. Cualquier registro era empleado por los azules para sacar réditos. Una falta lateral, una contra, un córner? El Oviedo convertía en mayúsculo cualquier mínimo error del rival. Nunca fue un equipo brillante, ya lo advirtió Anquela desde el primer día. El "hay que prepararse para sufrir", se convirtió en lema de un equipo que crecía en la tabla a medida que se convertía en incómodo para sus rivales. Ese equipo eficaz, ordenado y convencido ha dado paso a partir de febrero a un conjunto temeroso, incapaz de aprovechar sus oportunidades y al que le falta empaque en algunas fases de los partidos. La situación en la tabla, mitad de la clasificación, fuera de los puestos de play-off, es la principal consecuencia de un equipo que trata de recobrar su identidad mientras se levanta de otra bofetada.

Las citas de Granada y Córdoba, especialmente la segunda, habían servido para levantar la moral del grupo y recordar algunos aspectos que habían hecho fuerte a este Oviedo. Ante el Alcorcón influyeron varios componentes en la derrota. El juego no fue fluido, como tantas veces, pero en esta ocasión, y esto sí es menos frecuente, faltó la eficacia.

Menos efectividad. El Oviedo coleccionó algunas opciones importantes a lo larga del partido: Toché rozó el tanto con una chilena y un disparo cruzado; Aarón dispuso de dos cabezazos. Esta vez, la pelota evitó la red rival. Y la tónica es similar en los últimos tiempos, acentuada la crisis en el Tartiere: en tres de los últimos cuatro partidos ligueros en casa, los azules se quedaron sin anotar. Tras la celebrada victoria ante el Sporting (2-1), los azules han evidenciado problemas ofensivos en su campo: 0-0 frente al Albacete, 0-0 contra el Barça B, 2-1 ante el Granada y el doloroso 0-1 del sábado contra el Alcorcón. El problema no se reduce a Toché y Linares, los principales actores del área, sino que afecta a todas las posibilidades de gol. Jugadores de segunda línea con facilidad para hacer goles como Berjón y Aarón han bajado su contribución. Incluso el balón parado, el arma más fiable, obtiene menos frutos.

El sistema. El 5-4-1 surgió en momentos de crisis como solución al atasco. El equipo se sentía arropado por dentro y sorprendía por las bandas. El elemento sorpresa jugaba a su favor. El sábado, tras conquistar el Tartiere, Julio Velázquez, técnico del Alcorcón, subrayó como básico en la victoria foránea "tapar bien las recepciones de Fabbrini y Berjón en las bandas". Anulados los flancos, el modelo chirría. En las ocasiones en las que se le ha preguntado por un posible cambio de sistema, Anquela ha optado por una respuesta ambigua, afirmando que el equipo está preparado para jugar de diferentes maneras. En el tramo final ante el Alcorcón, el técnico intentó la reacción con Aarón por Hidi, acumulando hombres de perfil ofensivo.

El Tartiere. El estadio ovetense había sido el más fiable escenario sobre el que el equipo construía su candidatura al ascenso. La fiabilidad en el Tartiere era incuestionable. Tras el choque ante el Sporting, el ritmo se ha ralentizado, con 5 puntos sumados de los últimos 12 en disputa. La entrada al play-off exige mejorar los números en casa y fuera de las últimas semanas.